Dos referentes sub treinta cuentan cómo es la escena alternativa porteña. Garrone, conocido por muchos como el “Poeta de Coghlan”, defiende las fechas colectivas de música y poesía oral. Bruno Panzaraza es de Urquiza y participa con sus ilustraciones en ciclos itinerantes de historieta.
Son jóvenes, son talentosos y son de la Comuna 12. Maxo Garrone y Bruno Siberiano viven en Coghlan y Urquiza. Desde allí recorren las casas culturales de Buenos Aires con sus creaciones, hechas con tripas de ingenio, humor, acidez y loca apuesta por encontrar nuevos públicos.
Maxo Garrone, el “Comediante de Coghlan”
En las noches de centros culturales de la escena off o independiente se lo puede ver con sus poemas performáticos. De cero a cien levanta temperatura para hacer catarsis lírica. La risa de los presentes celebra tanto las ocurrencias, como la liberación de la vergüenza ante ciertos clichés de época.
Todo esto que hoy agita Maxo empezó lento, cuando el joven vecino de Coghlan iba al primario. “Teníamos taller de escritura. Trabajábamos cuentos, guiones tipo teatro, poemas. Me metía más con los guiones, conversaciones. De chico hacía dibujos tipo historietas y cuentos fantásticos. En la adolescencia escribía algo que podría decirse que era poesía, pero se perdió”. “Lo que puedo asociar con mi primer escrito, y presentación en público, fue mi primer monologo. Yo en realidad, no me considero poeta, soy más actor o comediante. Cuando arranqué haciendo Stand Up, mi primer monólogo que hice en público hablaba de la marihuana. Me burlaba del fundamentalista del faso, como me causa gracia el fundamentalista de cualquier otra cosa”.
Sus influencias fueron, entre otras, clásicos de Orwell: 1984 y Rebelión en la granja. Los siete locos de Arlt, para mencionar uno local. De teatro Otelo, de Shakespeare, La trágica historia del Dr. Fausto de Marlowe. Y Novelas graficas como V for vendetta o Watchmen (ambas de Alan Moore). Se define con tres bandas: Nirvana, Tool y Pink Floyd. También con Almafuerte y Los Brujos.
—¿Hace cuánto recitás en centros culturales y teatros?
—Haciendo comedia desde el 2011. Antes me presentaba con una banda, pero después me dedique a ahondar en esto. Y con tiempo fui encontrando la comodidad y cariño en los centros culturales.
—¿A quiénes considerás tus referentes de la escena? ¿A quiénes tus colegas? En principio Bill Hicks. Cuando vi su trabajo fue que me decidí por esto en lo que estoy hoy. Después Fernando peña, Diego Capusotto también son increíbles. Colegas en lo escena actual, hay muchos. Por ejemplo Uner Sbriller y Andrés Toledo, ambos compañeros en abanico de artistas. Juan Xiet, que es poeta y estamos escribiendo y armando cosas juntos. Diego Arbit, es aparte de colega y amigo, un referente del circuito.
—¿Qué es lo que más te gusta de la movida donde te presentás?
—Siento que le tienen más respeto a lo que está pasando en escenario, al arte, que son más honestos con lo que presentan y no un oportunismo o moda. Más allá de que en todos lados hay gente para todo, en este circuito lo termine sintiendo más honesto, original y libre respecto a los temas que podes llegar a escuchar. Me divierto y me siento cómodo ahí. -¿Cómo es el ciclo Abanico de Artistas? Básicamente es un ciclo de variete. Hay varias disciplinas en un show, o por lo menos intentamos eso. Hay gente pintando y compartiendo el escenario con Músicos, o sino poetas, actores, clowns, lo que sea. Y hay un presentador, con sus juegos y gags entre artista y artista. Es siempre el último sábado de cada mes, nos pueden buscar en Facebook, que tiene página el ciclo, así saben quienes se presentan, cuando, la dirección, ¡todo! Es una muy linda fecha, y la organiza gente muy buena.
—¿Cómo te sentís cuando te presentan como El Poeta de Coghlan?
—Me causa mucha risa. Como dije más arriba, yo no me considero poeta, y que me cataloguen así y encima como el poeta de mi barrio, como si yo fuese un icono o algo así, me causa mucha risa, no me lo tomo en serio para nada.
—¿Cómo ves a esta zona (Coghlan y alrededores) con respecto a movida independiente en otros barrios o zonas? ¿Qué le faltaría?
—Acá negocios hay, bares hay, pero no veo mucho movimiento artístico. Si bien en otros barrios como Almagro o Villa Crespo, hay más centros, también tienen mucho transito de gente. Faltan centros culturales, falta movimiento para convocar a la gente. Que no se quede con que es un barrio de paso o una estación de tren.
—¿Siempre viviste ahí? ¿Qué zonas del barrio te gustan más?
—No solamente que viví siempre acá o al rededores, entiéndase por Belgrano y Villa Urquiza. Si no que soy nacido en él. Nací en el hospital Pirovano. Le tengo mucho cariño a mi barrio, por más chico que sea. Las plazas al lado de los andenes, en primavera es algo muy lindo de apreciar. Las calles adentro del barrio, las casas que se pueden ver, las construcciones. La facilidad de poder llegar a otros lados, pero la tranquilidad que tiene. Ni a palos te lo cambio por una calle florida.
—¿Qué planes a futuro tenés en lo personal? ¿Proyectos colectivos?
–Por ahora continuar con Abanico de Artistas cada fin de mes. En paralelo estoy con un grupo de teatro que se llama CATARSIS, con los que estamos organizando nuestros números para presentar todo un espectáculo en teatros. Hace poco estuvimos en la manzana de las luces. También estoy ensayando para otra obra de teatro, teatro absurdo. Se llama “Fando y Lis”, se estima estreno en Octubre. En si muchos proyectos, escribiendo con otra gente, ayudando a dirigir, actuar tanto en ciclos como cortometrajes. Tratando de vivir de esto que siempre amé.
Bruno Siberiano: zombies postapocalípticos y gatos negros en Urquiza
Como en un cuento de Cortázar, un día volvía Bruno a su casa, tras la cursada habitual en la FADU, cuando Tyrion, un michifús azabache salió a su cruce. Desde ese día el felino es protagonista de las ilustraciones del joven vecino de Urquiza. A la par conviven zombies, aliens y humanoides raros y rockeros que pueden verse en exposiciones y eventos culturales.
—¿Cuál es tu primer recuerdo con el dibujo y la historieta?
Mi primer recuerdo viene de cuando tenía seis o siete años, leyendo “Disneylandia, Mickey, tío Rico, el pato Donald entre otros personajes de Disney. Más adelante seguí con la revista Anteojito, donde venían Las aventuras de Pi-Pío, la picara Sandrita, Pelopincho y Cachirula, Coco y Cilindrina, etc. Luego vinieron Lupin y las historietas de Patoruzu que aún sigo releyendo jaja.
—¿Qué fue lo primero que recordás haber dibujado? ¿Y tu primera exposición?
—Mi primera exposición fue en el 2011 con la gente de Dibujados, la temática fue el post-Apocalipsis. Recuerdo que dibujaba personajes al estilo Pokemón y le inventaba nombres y distintas evoluciones. Cuando veía alguna película y me gustaba lo suficiente creaba una mini historieta con una temática parecida a la película. Me acuerdo particularmente de un dibujo que aún poseo en el cual el título es “El mundo de los Kembins” donde cada parte del rostro (nariz, orejas, boca, ojos) tenía su propia casa, bandera, ataque especial y hasta un rey.
También algo muy gracioso que recuerdo fue cuando estaba en la primaria, tenía que dibujar la carátula del mes de Noviembre y entonces se me ocurrió dibujarme a mí mismo durmiendo en clase y soñando con la Navidad, mientras la maestra de Lengua que se llamaba María Julia enseñaba las oraciones en el pizarrón…era una materia muy aburrida. Eso me costó que la maestra y la psicopedagoga citaran a mis padres ya que lo consideraban una terrible falta de respeto. Aún conservo ese dibujo y sigo pensando que era la maestra más aburrida de todo el colegio.
—¿Cuáles fueron las lecturas (poesía, historieta, etc.) que más te marcaron? ¿Y músicas?
—Mi primer recuerdo viene de cuando tenía seis o siete años, leyendo Disneylandia, Popeye, Yo, Matías. Más adelante seguí con la revista Anteojito, donde venían las aventuras de Pi-Pío, la picara Sandrita, Pelopincho y Cachirula, Coco y Cilindrina, etc. Luego vinieron Lupin y las historietas de Patoruzú que aún sigo releyendo.
—¿Hace cuánto exponés en centros culturales y teatros?
—Desde aquella exposición con Dibujados vengo haciéndolo de forma regular dos o tres veces por año. Y agradezco a los que hacen posible que esto suceda.
—¿A quiénes considerás tus referentes? ¿A quiénes tus colegas?
—Mi primer referente fue mi maestro y amigo Claudio Kappel que fue con quien empecé a aprender las técnicas y nociones básicas del dibujo humorístico a los 10 años, hoy en día no tengo un único referente sino que me siento influenciado e inspirado por varios grandes dibujantes tanto nacionales como internacionales.
Con respecto a considerarme colega de prestigiosos y talentosos dibujantes nacionales sería quizás vanidoso de mi parte, pero me gustaría mucho poder considerarme colega del Bruno (Mauro Serafini), Diego Parés, Clemente Montag, Lea Caballero, Lubrio (Luis Roldán), el Gory, Scuzzo, Daniela Ruggeri y muchos más que seguramente ahora mismo me esté olvidando.
—¿Qué es lo que más te gusta de la movida donde te presentás?
Me gusta el ambiente de camaradería y buena onda que se percibe en las movidas. Son lugares donde uno va y conoce gente de todos los ámbitos artísticos, donde se reciben o dan consejos desinteresadamente, donde se pueden intercambiar ideas o armar nuevas, donde haces amigos nuevos en cada evento.
—¿Dónde se pueden ver tus dibujos?
—Pueden verlos en www.facebook.com/siberiano.art o en www.instagram.com/siberian0
—¿Cómo sentís la interacción del público? ¿Te condiciona? ¿Te motiva?
—Me motiva ver las distintas reacciones que generan en el público mis ilustraciones. Eso es lo que me insta a seguir dibujando y mejorando cada día porque el arte del dibujo es un constante y eterno aprendizaje, no hay un límite. El arte podría decirse, evoluciona y se transforma constantemente.
—¿Siempre viviste ahí? ¿Qué zonas del barrio te gustan más? ¿En qué lugares cerca de tu barrio hay movida cultural?
—Aunque nací en Adrogué siempre viví en Villa Urquiza y todos mis recuerdos son de este hermoso barrio. Por ejemplo, recuerdo la Calesita a donde iba de chiquito en Rooselvelt y Triunvarito, donde ahora está el subte B. Me gusta la zona donde vivo que es cerca de Saavedra porque es muy tranquila y aún conserva algo del viejo barrio.
—¿Qué planes a futuro tenés en lo personal? ¿Proyectos colectivos?
—Mi plan a futuro es el mismo que tuve siempre, seguir dibujando y perfeccionándome para que la gente conozca lo que hago y pueda apreciar mi arte. Me gustaría mucho poder publicar un libro con mis ilustraciones.