El bachillerato se encuentra en el barrio de Chacarita e intenta conectar las materias con la vida cotidiana de los recicladores. Van 30 estudiantes que se acercan a la institución tres veces por semana.

Gabriela Lebenne, una de las profesoras de matemática del primer Bachillerato Popular Cartonero, que funciona hace menos de un mes en Chacarita, adapta su materia al trabajo cotidiano que deben hacer los recicladores urbanos mientras otro de los docentes explica la multiplicación tomando como ejemplo la cantidad de kilos de material recuperado y el dinero que se paga por cada componente.

Acuden 30 alumnos de entre 18 y 55 años tres veces por semana, en un edificio de la avenida Córdoba 5.840 donde tiene sede la Cooperativa Anuillán, nucleada en la Federación de Cartoneros y Recicladores (Facyr).

«Tenemos que contar cuántos frentes tiene una cuadra, de esos cuántos son viviendas, después la cantidad de casas en las que nos atienden y podemos hablar con los vecinos. Así con cada manzana recorrida y anotar todo en una planilla que luego se presenta en la cooperativa y se lleva al Gobierno de la Ciudad«, explicó a La Prensa Marta, de 39 años que asiste al primer año del bachillerato con orientación cooperativista, cuya oficialización está siendo tramitada con las autoridades educativas porteñas.

Marta es una de las más de 40 mujeres de las cooperativas de cartoneros que dejó el carro y pasó a ser promotora ambiental por lo que recorre los distintos barrios de la Ciudad para explicar a los vecinos la importancia de la separación en origen. «Ahora tengo un poco más de seguridad cuando hablo con los vecinos, me siento más cómoda explicando las cosas de las que sé; antes para completar las planillas le pedía ayuda a una amiga, me sentía frustrada«, relató Marta, que cursa con su hija mayor y fue quien le dio «el empujón para estudiar».

«Llegar a la cooperativa me cambió la cabeza. Dejé de pensar en mí y en mis cosas, lo que tenía y lo que no tenía y empecé a pensar en nosotros, en el todo que representa este grupo», explicó la mujer, madre de seis hijos que viaja desde José C. Paz para asistir tres veces por semana durante cuatro horas a las clases.