La institución fundada en 1931 cuenta con más de mil socios repartidos en una veintena de deportes, talleres y disciplinas. El 9 de julio festejan el bicentenario de la patria y el cumpleaños 85 del club.

Entre las casas bajas y el lejano eco del tren que surca bajo el puente de Avenida San Martín, el frente de ladrillos, baldosas blancas y verdes y escudos del club Villa Sahores, institución social y deportiva vigente desde 1931 en Villa del Parque, parece imponente. Su ingreso tiene unos portones con fotos de atletas de distintas disciplinas, los ventanales dejan entrever un poco de lo que pasa en el bufet. Sobre el umbral, dos madres de treinta y tantos toman de la mano a sus pequeños jugadores de fútbol para que no se dispersen y hacen malabares para arreglar la fiesta de cumpleaños de un tercer hijo del grupo. Se saludan efusivas y cada una arranca por lados distintos.

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Un rato más tarde, dentro de la institución, el presidente del club desde 2007 y socio desde su niñez compartida con los fundadores del club, Marcelo Torti, contextualiza aquel gesto: “Este es un club social y muy familiar. Vemos como se revierte la idea del club como guardería de nenes y ahora hay actividades para grandes y chicos, a veces padres e hijos disfrutan juntos el mismo deporte. En un tiempo de familias ensambladas o conflictos en este lugar se reencuentran y los vínculos siguen incluso puertas afuera”.

El presidente cuenta que su gestión inició con un club que abría cuatro horas al día y que tenía poco más de trescientos socios. Hoy hay más de mil y las puertas del Sahores ahora abren a las 8.30 y cierran pasada la medianoche. “Fue una refundación, al principio las obras las hacíamos nosotros mismos”, claman los actuales directivos. Aún así, están excedidos de propuestas. “Es lo que pasa en la mayoría de los clubes, ahí ves su rol importante en la sociedad, ves por qué son importantes en la vida de los barrios”, agrega.

En las instalaciones se puede practicar Básquet (grandes y chicos), fútbol (CAFI, FEFI, BAFI), Futsal BAFI, fútbol femenino, vóley, patín artístico, taekwondo, kick boxing, Tai Chi Chuan-Chi Kung, boxeo, aeróbica de competición, fitness, zumba, hatha yoga, gimnasio de musculación, gimnasia artística, acrobacia, aérea en telas, taller de circo, ajedrez, escuela de rock, taller de arte, dibujo, papelnonos (teatro musical de adultos mayores con instrumentos artesanales de papel), tango, flclore, instituto de inglés, fotografía, natación, aquagym, cayak, buceo.

Además, el buffet es un sitio de encuentro donde se encierra parte de la historia del club: hay una enorme vitrina de tres por siete metros con copas y trofeos de todas las épocas. Hay distinciones hechas por el Rotary Club Devoto Norte, Flores Club, Club A. Argentino de Junín, Argentinos Juniors y otras instituciones que agasajan logros y aniversarios del Sahores.

La fórmula: “Honestidad y manos para trabajar”

Cuentan que tienen en mente un proyecto de reforma para anotarse en Futsal de AFA. Para ello tienen que tener una cancha de 20 por 40, con las medidas reglamentarias. Eso implica levantar columnas donde no hay y tirar las que impiden alcanzar dichas dimensiones. En el club estiman que por lo menos, con financiamiento a favor, la reforma tomará entre tres y cinco años.

Esto mecha con otro objetivo. “En los últimos tiempos andamos muy bien en lo deportivo. Hasta vienen familias de Parque Chas, Flores, otros barrios. Para funcionarios y pares estamos entre las mejores instituciones de la ciudad. Con el crecimiento que tuvimos ahora queremos darle énfasis al trabajo social”, dice el presidente, quien luego de hablar con este medio iba a compartir una charla con un médico para coordinar actividades en el club, el cual hace poco se hizo de un desfibrilador. “Hasta hicimos cursos con los chicos y grandes”, remata el secretario Daniel Bazán, quien está desde niño en el Sahores y mandó a sus hijos a hacer deporte acá.

“Estamos integrados a la comunidad del barrio. En la semana vienen a usar las instalaciones del club dos primarios de la zona. También lo hace un colegio secundario público y aparte vienen a hacer actividades jubilados del PAMI”, dice Bazán.

Torti y Bazán aseguran que la clave de la remontada y el buen momento consiste en “que lo más importante es la honestidad y tener manos que trabajen”. “Cuando era nene conocí al fundador y primer presidente del club, su presencia me marcó. Es una tradición que queremos llevar al presente. Tenemos un gran respeto por la historia del Sahores. Es un gran esfuerzo, las nuevas generaciones no se comprometen tanto, pero a pesar de que acá cada uno tiene su laburo las cosas se hacen, los papeles están al día”, dice Torti. “Ahora que estamos bien pensamos en el futuro y no queremos terminar poniendo un gerente porque va contra el espíritu de club”, sentencia sobre desafíos a futuro.

Mientras las definiciones llegan, también se refirieron a la suba de tarifas (ver número anterior). “Tuvimos un encentro con el Vicejefe de Gobierno, Diego Santilli, planteamos, y necesitamos de la tarifa social. Pasamos de pagar un monto bimestral de cuatro cifras a un mensual de cinco. Por suerte podemos afrontarlo, pero no nos queda margen para arreglos o imprevistos”, sentencia Torti.

De todas formas, energía aún tienen los directivos. “Nuestro disfrute es en venir acá y solucionar problemas que surgen en forma cotidiana. Esto es una vocación, como la es ser un referente barrial o líder territorial”, reflexiona Torti, quien defiende este modo de vida, mechado de valores por la comunidad y la tarea social.

Un poco de historia

En la segunda década del siglo pasado, la vasta zona hoy delimitada por Nazca, Jonte, Nogoyá y San Martín, estaba ocupada por quintas y montes frondosos. Una de esas quintas pertenecía a una familia de apellido Juncal, cuyo jefe donó una fracción a la altura de Arregui y San Martín con destino a un paradero de la vía férrea del entonces ferrocarril Buenos Aires al Pacífico. Entonces el barrio era Villa Juncal. Villa Sahores tiene el mismo origen. Se habla en el barrio de una quinta de ese nombre y la distancia las referencias se confunden para señalar con el mismo nombre al propietario y al rematador, cuenta un resumen de Roberto Giacón, para evocar los 80 años del club.

Como una forma de poner en breves palabras los orígenes de un barrio y un club, Giacón acota: “Puede decirse que su historia comenzó en 1925 con la llegada al barrio de la familia de Don Miguel Murgo. Amante del fútbol, ese mismo año funda el club Harry Hayes, nombre de un famoso jugador de aquellos tiempos. En 1926 funda Futuro Amanecer club dedicado sólo a bailes familiares. En 1927 nace el Centro de Verduleros Figli Di Catanzaro. El 3 de marzo de 1931 en la calle Caracas 2526, casa de Murgo, se funda Villa Sahores. En 1933 pasa a Lascano 2455, luego a Terrero 2666 y Terrero 3165 hasta que en el año 1939 se realiza la mudanza definitiva a la actual sede de Santo Tomé 2496, cuyo terreno se pagó 150 mil pesos. En el año 1942 se fusionó con la Sociedad de Fomento Villa Juncal y la Biblioteca Popular Dr. Juan Pablo Echague”.

“Y la historia aún continúa porque nunca habrá para Sahores “una Luna de Avellaneda”. Alguien dejó caer sobre la mesa una vieja foto con el olor picante tal vez liberado de un álbum de la abuela. Con el color amarillento que sólo pinta el tiempo. Con esos rostros de muñecos alegres. Alguien dejó caer una foto para que el tiempo se detuviera y aquellas mascaritas de pelo acartonado miraran pasar por sus ojos huecos de ilusiones a la última murga, aquella que se cabalgando en una noche carnavalera de aquel lejano 3 de marzo. Aquí veo a Miguel mascando tabaco pobre, Don Antonelli enfundado en un chaleco de fantasía. Y aquí, la rueda del presente desgrana nombres del presente”, añade Giacón.

“Porque así nació Sahores. De una barra de esquina. De un grito que se rebelaba de la crisis económica que asfixiaba al mundo entero y del cuartelazo que derrocó al viejo Don Hipólito. Mientras en Sahores tocaba D´arienzo con Polito en África Rommel arrasaba con sus tanques a las tropas inglesas, mientras que en Sahores brillaba la primera división de fútbol amateur, en Medellín plegaba sus alas un pájaro cantor, mientras en Sahores Don Juan Pablo Echague hablaba de cuentos y novelas en las tribunas Alfredo Palacios y Lisando de la Torre enarbolaban su bandera doctrinaria. Mientras en Sahores trabajaban hombres que son leyenda como Murgo, Caggiano, Sampaolesi, Moltrasio, Alberto Fernández, Pocholo Sefarini, Crivelli y cientos más cuyos nombres se encuentran impregnados en las viejas paredes del club”, cierra Giacón.

Independencia y cumpleaños: la hora de los festejos

El 9 de Julio habrá una jornada especial en el club. “Es en línea con los festejos de otras épocas, es para mantener vivos estos momentos en el año donde toda la gente del club se ven las caras. Vamos a festejar los 200 años de la Independencia y a la vez vamos a evocar el 3 de marzo, fecha aniversario del club. Estos 85 años los vamos a celebrar de esta forma”, indica el presidente de Sahores.

“Tenemos fotos guardadas de otras épocas, de carnavales o conciertos de orquestas de tango, de la forma en que las familias se divertían antes. Por ejemplo hay fotos del Mono Gatica. En fechas como esta las ponemos al alcance de los socios para que las puedan ver. Incluso tengo en mente la idea de hacer un museo del club, muchas instituciones porteñas pasan de comisión directiva en comisión directiva y sus papeles fundacionales se pierden”, explica Torti.

Así como la vitrina del buffet, las gradas llenas en los partidos y los planes entre familias, el legado que imprimieron en 1931 los vecinos de Villa del Parque sigue vigente. Una recorrida por las instalaciones, por momentos laberíntica, lleva a indagar en recovecos llenos de vida que comparten techo pero que laten a distintos ritmos, con distintas propuestas que hacen al Sahores un grande de Buenos Aires. Un ejemplo vivo de que tradición, esfuerzo y vista a futuro pueden coexistir para bien de la comunidad.