El espíritu poético tiene sede en Caballito: frente al parque Rivadavia, un pasaje guarda recuerdos de versos pasados. 

En apenas 100 metros, Caballito ha albergado más poesía que en toda su extensión. El pasaje Florencio Balcarce, que nace frente al Parque Rivadavia y vive tan sólo por un minuto durante una caminata de una cuadra, fue el paisaje diario de un puñado de personajes ilustres de la cultura y el sitio perfecto para el encuentro de poetas y poetisas.

Cada 21 de septiembre, se reunían allí, bajó un ombú que daba sombra, los llamados Pastores del Verso, entre los que se encontraba Conrado Nalé Roxlo, quien vivía precisamente en el número 15 de la angosta callecita. De los miembros, fundación y desaparición de aquellos conciertos poéticos, poco (o más bien, nada) queda registrado. Todo se ha perdido bajo el peso del tiempo. Por suerte, quedan sus versos.

Pero allí no sólo vivieron reconocidos hombres de letras: también lo hicieron el ex presidente Arturo Frondizi y el gran artista Antonio Berni, quién habitó la casa del número 32 desde el año 1973 y hasta 1981, cuando se separó de su cónyugue, Silvina Victoria. Para llegar a las reuniones que se celebraban en su hogar, caminaron las veredas del pasaje personajes como Astor Piazzolla o Mercedes Sosa, quienes, involuntariamente, siguieron acrecentando la leyenda de aquella callecita.

Pero el pasaje no siempre se llamó así: Videla Dorna fue el primer título que recibió, debidio a que allí, en la esquina con Rivadavia, fue donde Gervasio Videla Dorna (uno de los partícipes activos de la llamada Revolución de 1880) edificó su hogar. Tiempo después, la calle pasó a llamarse África. Bajó esa nomenclatura transitó sus adoquines el poeta Rafael Alberto Arrieta, vecino del barrio y uno más de los residentes ilustres de aquellos 100 metros poéticos.

Arrieta quiso homenajear a uno de sus ídolos más leídos y propuso un nombre tal vez no muy famoso, pero que definitivamente le hace justicia al pasaje: Florencio Balcarce fue un talentoso escritor y poeta, de muerte prematura durante el año 1939. Entre sus obras más destacadas se cuentan “La Partida”, “La Canción de las Hijas del Plata” y, entre otras, “Endechas a la Memoria del Coronel Dorrego”.

Hoy cuando uno recorre esos pocos metros para ir al restaurant, a la heladería o al bar o simplemente como paso de salida del parque Rivadavia, puede que escuche alguno de aquellos versos que supieron ser dichos en sus veredas o en sus casas. Se sabe: la poesía es así.