Control de alcoholemia y antidrogas, acceso gratuito al agua y  seguimiento de la cantidad de personas que podían ingresar al predio son las medidas nuevas para detener incidentes.  

De la tragedia de Time Warp pasaron los meses. Ahí donde cinco jóvenes murieron por sobredosis de éxtasis. Anoche volvió a realizarse una fiesta electrónica en la ciudad de Buenos Aires, la primera que se organizó desde que entró en vigencia la nueva ley que regula los espectáculos de estas características.

El Club Mandarine fue el lugar, que está ubicado dentro del complejo Punta Carrasco, también en la Costanera, a metros de Costa Salguero, donde se había llevado a cabo Time Wrap. Se presentaron los DJ Dash Berlin, Eelke Kleijn, Guy J. y Digweed.

Pero para que las ocho mil personas pudieran participar en cada una de las jornadas, los organizadores tuvieron que contar antes con la aprobación de la Agencia Gubernamental de la Ciudad (AGC) y montar un operativo de control del que participaron efectivos de la Prefectura Naval y de Drogas Peligrosas de la policía de la Ciudad, a los que se sumaron unos 40 vigiladores privados.

También hubo controles de tránsito y alcoholemia y el SAME dispuso seis ambulancias de alta complejidad con doce médicos y seis paramédicos, mientras que la Cruz Roja aportó a 16 socorristas.

Alrededor de las 17, los inspectores de la AGC realizaron el último control antes de que se permitiera el ingreso del público aunque las inspecciones continuaron hasta las 7 de la mañana, hora prevista para el cierre.

La fiesta fue la primera que se realizó desde que en enero último entró en vigencia la nueva ley que regula los eventos masivos en la Ciudad y que, entre otras cosas, establece el “acceso fácil, gratuito y seguro al agua potable” de los asistentes, y obliga a los organizadores a contar con un servicio médico, socorristas y baños adecuados.

También fue la primera fiesta electrónica después de Time Warp, cuando el 8 de abril del año pasado cinco jóvenes murieron por consumir un cóctel de metanfetaminas en Costa Salguero. Desde entonces, las fiestas electrónicas fueron prohibidas aunque se organizaron fiestas clandestinas en el Gran Buenos Aires.

Por las muertes en Time Warp están procesados y esperan el juicio oral el abogado Víctor Stinfale y su socio Walter Santángelo, presidente de Energy Group, el titular de Dell Producciones, Adrián Conci, los apoderados Carlos Garat y Maximiliano Ávila, el responsable de los accesos, Carlos “Chino” Penise, el presidente de Multiticket, Facundo González, y el llamado “rey de la electrónica”, Martín Gontad.

Todos ellos están acusados por “facilitación del lugar para la comercialización de estupefacientes, agravado en concurso ideal con el delito de homicidio culposo y lesiones graves culposas”.

Dash Berlin, un DJ holandés, tenía previsto tocar ocho días después de aquella fiesta. Por eso, cuando en diciembre se anunció su regreso, sus seguidores estallaron en las redes sociales.

“Estoy listo para esta noche”, escribió en su cuenta de Twitter junto a una foto en la que se lo ve con un enorme corazón que dice “gracias Argentina”.

Con entradas agotadas a 720 pesos, hoy será el turno de Eelke Kleijn, Guy J. y Digweed.

Según consigna la Ley 5.641, cuando el evento tenga de 5 a 10.000 asistentes, la AGC dispondrá de seis inspectores y cuando se superen esa cifra, se agregará un inspector por cada cinco mil.

Además, deben funcionar puestos de hidratación gratuitos toda la noche, tener promotores de salud en la puerta y otorgar información sobre los riesgos del consumo de drogas y alcohol.

“En cuanto a la habilitación oficial, la seguridad privada está aprobada por el Ministerio de Justicia, los promotores de salud tuvieron que realizar un curso de la Cruz Roja, y debieron estar aprobados por ese organismo y el SAME”, aclararon desde la AGC.