Uno de los próceres del rock nacional editó su nuevo disco y sus huellas remiten al barrio de Caballito 

Una de las luminarias más importantes del rock nacional ha vuelto después de años y años de silencio. Charly García volvió a las primeras planas con el lanzamiento de Random, su primer trabajo luego de 7 años sin novedades. Es que, claro, los años han pasado y su salud se ha deteriorado. Sin embargo, muchos de los pasajes de la nueva placa demuestran que mucha su genio sigue despabilado y con ganas de innovar. Aunque Random, por momentos, prefiera el sonido clásico, de a ratos encuentra momentos de lucidez, recordando al mejor García y regalando su mejor disco en mucho, mucho tiempo. Lo que pocos saben es que su periplo en la música comenzó en el vecindario.

El barrio de Caballito fue el ámbito en el que se gestó Sui Generis, una de las bandas pioneras del Rock Nacional.

Charly García  el  hermano más grande de una familia de buena posición del barrio se unió artísticamente a Nito Mestre en el Instituto Social Militar Damaso Centeno en la Av Rivadavia. Allí arrancó el tren.

La primera mitad de la década del 70 fue el tiempo de brillo del dúo llegando a un grado interesante de masividad para lo que eran aquellos tiempos en los que los grupos no llevaban la gente de hoy en día. Como muestra de esto, cuando se separaron en el 75 juntaron más de treinta mil personas en dos shows en el Luna Park.

La vida del grupo fue corta (aunque hubo fugaces reencuentros).Fue el inicio para cada uno siga su propio derrotero.

Nito Mestre mantuvo siempre un perfil bajo y Charly fue siendo cada vez más Charly, generando su propio personaje.

Lo que quedó de aquella reunión es una obra que muestra a todas luces como pensaba aquella generación. Además, dejaron un manojo de canciones, muchas de ellas clásicos de fogón, como Canción para mi muerte, Bienvenidos al tren o Aprendizaje, por citar apenas algunas.

Son muchos los jóvenes que nacieron bajo el influjo de esas letras y esas melodías y si bien hoy algunas de esas canciones pueden parecer fuera de tiempo no hay que desconocer su valor. Vale reconocerlo.