Los alcaldes de 25 ciudades pioneras, en representación de 150 millones de ciudadanos, se comprometieron a desarrollar y comenzar a implementar ambiciosos planes de acción contra el cambio climático antes de que finalice el año 2020.
Hasta el momento, las ciudades del C40 que respaldaron este compromiso son: Austin, Accra, Boston, Buenos Aires, Ciudad del Cabo, Caracas, Copenhague, Durban, Londres, Los Ángeles, Melbourne, Ciudad de México, Milán, Nueva York, Oslo, París, Philadelphia, Portland, Quito, Río de Janeiro, Salvador, Santiago de Chile, Stockholm y Vancouver. Ver: http://www.energypress.com.bo/buenos-aires-se-compromete-alcanzar-la-neutralidad-emisiones-2050/
PREVENIR EL AUMENTO DE LA TEMPERATURA
Los expertos en clima nos siguen recordando que solo queda una ventana de alrededor de una década para que las naciones del mundo descarbonicen sus economías, antes de que hayamos llegado al límite de carbono en la atmósfera y que aumente la temperatura global en 1,5 grados Celsius (o incluso 2 grados). Ver: Revista Energía/DW-World.
DE ESO, NI SE HABLA (*)
El Plan de Acción Buenos Aires 2010-2030. Cambio Climático (APRA – GCBA (2009; el Decreto 137/09, 5 de marzo de 2009, dio el marco institucional para diseñar e implementar el Plan de Acción en materia de Cambio Climático de la Ciudad). Plantea como meta globalreducir aproximadamente el 30 % de emisiones de GEI en referencia a las emisiones del año 2008. Esto significa 5.130.881 toneladas menos de CO2 eq /año para el año 2030. El fin del Plan de Acción fue poner a disposición de los vecinos de la ciudad las acciones concretas de corto, mediano y largo plazo para prevenir los efectos del cambio climático en todos los sectores identificados como vulnerables y prioritarios. Cabe consignar que, mientras el Plan indicaba, en 2009, que “surge la necesidad de afrontar de manera prioritaria el problema de las inundaciones en la Ciudad de Buenos Aires, y priorizar las acciones preventivas destinadas a reducir el riesgo de catástrofes” en abril de 2012 se produjeron 8 muertes por las lluvias sobre la cuenca del Medrano. Este Plan también estima que, como consecuencia de las condiciones de inundabilidad de la ciudad, se pueden afectar entre 2.200 y 7.500 has, pudiendo implicar entre 125.000 y 375.000 habitantes. También prevé que, ante el incremento de la temperatura y los efectos isla de calor, aumentará la demanda de energía en el periodo estival y “cortes en el suministro de energía” (APRA – GCBA (2009), Plan de Acción Buenos Aires 2010-2030, Bs.As., pág. 140), tal como sucede desde diciembre de 2013.
PLAN URBANO AMBIENTAL: AUDITORIA Y ÁREA CENTRAL (*)
La Auditoria del GCABA en un Informe de 2012 (Resolución AGC Nº 388/12; con el objetivo de “Evaluar en términos de eficiencia, eficacia y economía el cumplimiento de los objetivos institucionales y operativos, la adecuación de los recursos afectados al programa y la normativa vigente”), entre otras conclusiones indica, claramente, que el organismo encargado de la formulación y seguimiento del PUA está “desjerarquizado”.
La formulación del PUA está conformado por: 5 rasgos como Visiones Estratégicas de Largo Plazo –Ciudad Integrada, Ciudad Policéntrica, Ciudad Plural, Ciudad Saludable y Ciudad Diversa–, promoviendo un sistema propositivo concurrente con las políticas constitucionales territoriales –Metropolitano, de Estructuras y Centralidades, de Transporte y Movilidad, de Hábitat y Vivienda, Espacios Públicos, Producción y Empleo, Patrimonio e Instrumentos– explicitados, a su vez, por medio de 50 lineamientos y 235 acciones. Un análisis somero sobre lo acontecido entre los años 2008 y 2013, indica que sobre las acciones previstas, 24 acciones fueron desestimadas o contrarias, 114 acciones carecen de iniciativas para su implementación, 50 acciones se desarrollan parcialmente o de modo limitado y, finalmente, 47 de las 235 acciones se encuentran en desarrollo o en proceso de ejecución.
Uno de los aspectos sobre los cuales más se ha trabajado hasta 2017 ha sido el de Transporte y Movilidad y el de Espacios Públicos. Sobre ambos, a efectos de abreviar, el resultado es la de mayor fluidez peatonal en el Microcentro y del transporte vehicular motorizado con ingreso metropolitano, así como del incremento de los costos de mantenimiento de las calles –reparación de los asfaltos, señalización horizontal y vertical, semaforización de calles terciarias y modificación de las pendientes de desagüe–, en tanto se incrementó la centralidad del Microcentro–trazado del Metrobus, prolongación de líneas de subterráneo, optimización de las autopistas, no radicación de las playas de estacionamiento fuera del Área Central, triplicación del estacionamiento libre, etc. – todo contrario de la Visión Estratégica por alcanzar una Ciudad Policéntrica aprobado en la Ley 2930.
CENTRALIDAD Y DESIGUALDAD (*)
Si bien el PUA normado podría calificarse de procurar una “suboptimización”, “de alentar mejoras” para “alcanzar equiparaciones territoriales a mediano plazo”, los desvíos y la inacción evidenciada sobre los diversos rubros del plan solo consolidan y redundan en un incremento de la monocentralidad metropolitana, a la vez que crece la congestión en los subcentros de CABA y la gentrificación selectiva en los barrios de alta renta urbana.
A la vez, se siguen perdiendo grandes fracciones de tierra pública amplificando una densificación con actividades funcionales al Área Central, a la privatización de bienes sociales y a los intereses de los desarrolladores, perdiendo la oportunidad por desconcentrar actividades y descentralizar la gestión sociopolítica, a la vez que asistir a los sectores sociales más carenciados.