Las plazas suelen ser el elemento originario de una población, el lugar alrededor del cual comienzan a levantarse las edificaciones más representativas. Son el centro por excelencia de la vida urbana. En ellas se concentran gran cantidad de actividades, sociales, comerciales y culturales tanto en la ciudad de Buenos Aires como en cualquier lugar del mundo.Las dos plaza

Los inicios del nuevo año encontraron al gobierno de la ciudad de Buenos Aires realizando obras en dos plazas emblemáticas principalmente para los habitantes de la Comuna 11, una por su localización geográfica, la otra por su importancia histórica social y política. Por un lado a mediados del mes de enero se dió por terminada la “puesta en valor”  (término de moda en los últimos años con el que se da denominación a las obras de remodelación de espacios públicos, quizá porqué conviene hablarle al vecino de valor y no de precio, sobre todo en una ciudad en la que sólo el 13% de sus obras es auditada por la Auditoría General de Buenos Aires)  de la plaza Arenales de Villa Devoto.

Luego de varios meses de trabajo, se colocaron canteros nuevos, se agregaron postas aeróbicas, se instalaron bancos en el centro de la plaza, se hicieron cambios en el patio de juegos y lo más importante se reparó el sistema de riego.

En su discurso inaugurador de las obras, rodeado de autoridades, vecinos y un grupo de artistas callejeros que amenizaban la reunión, el jefe de gobierno alentó el cuidado de los lugares públicos “La plaza es el jardín de la casa de todos, y debemos cuidarla entre todos” dijo ante el auditorio no demasiado improvisado que acudió al acto. Este tipo de consignas necesitan algo más que un párrafo en un discurso para ser efectivas. Merecen una política contínua que las integre a la temática publicitaria permanente de la ciudad, para generar en la población una conciencia de largo alcance sobre el mantenimiento de los espacios y el transporte público.

La otra plaza de la ciudad que comenzó su remodelación a fines de 2017 es nada menos que la Plaza de Mayo, con la idea de ampliar sus dimensiones se construiran nuevos senderos, se ampliaran las veredas y se reducirán dos carriles de las calles Hipólito Yrigoyen y Rivadavia. En esta ampliación se pretende mantener la proporción de espacios verdes y espacios secos y se propone además agregar nuevos  bancos en las zonas de los canteros y nuevos grupos de árboles y palmeras (esperemos que no sean tan caras como la que se piensa colocar en la Casa Rosada). El aspecto más conflictivo de la remodelación está relacionado con los contornos de la Pirámide de Mayo, ya que contempla sacar las baldosas pintadas con los emblemáticos pañuelos blancos de las Madres de Plaza de Mayo, declarados Sitio de Interés Histórico a partir de la ley 1.653 de 2005. En principio existe un acuerdo con las Organizaciones de Derechos Humanos, especialmente con las dos entidades de Madres de Plaza de Mayo para entregarles ese material histórico y permitir que integrantes de estas organizaciones pinten los pañuelos nuevamente sobre el flamante embaldosado. Las Madres  se opusieron a una propuesta original hecha por el gobierno de grabar los pañuelos en piedra, porque consideraron que los transformarían en un monumento oficial del Estado y no estaría de acuerdo con la idea de Memoria Viva, surgida desde el pueblo, que ellas pregonan. El presupuesto total de la obra ha sido estimado en casi 44 millones de pesos y está prevista su terminación en el mes de Abril. No se sabe si por obra de la casualidad o la causalidad, la remodelacion impedirá la realización del Acto por el día Nacional de la Memoria el 24 de marzo enfrente de la Casa Rosada, justo cuando el gobierno intenta poner paños frios a las manifestaciones populares luego de las caldeadas jornadas del mes de diciembre.