En la obra teatral “El Zoo de Cristal” una de las protagonistas colecciona pequeños animales de este frágil material. El texto resalta la enorme diferencia que a veces existe entre lo que uno quiere ver y la realidad. Como en la dramaturgia de Tenesse Williams, los animales del ex Zoológico de Buenos Aires se encuentran en un estado de extrema vulnerabilidad y la realidad difiere mucho de los anuncios rimbombantes del gobierno municipal.

El zoológico de Buenos Aires, fundado por Domingo Faustino Sarmiento, funcionó desde 1875. En aquellos años de fines de siglo XIX la humanidad civilizada no sólo exhibía animales en cautiverio como un espectáculo para familias, sino que también lo hacía con hombres, mujeres y niños de pueblos originarios y esclavizados.  Ciento cuarenta años después, la exhibición del cautiverio y maltrato de animales y personas no está tan bien vista como entonces, aunque no ha desaparecido, más bien se ha sofisticado.

Acorde con los tiempos que corren, en 2016, el Gobierno Municipal de la Ciudad de Buenos Aires anunció con bombos y platillos la transformación del predio de 18 hectáreas en Palermo en un “EcoParque”. Un “espacio para promover la educación ambiental”, según lo definen sus creadores o un “zoológico sin animales “, como lo definen algunos comerciantes de la zona. La reapertura del parque, en julio de ese año, lo encontró con menos animales en exhibición y la promesa de estrictas normas de control y cuidado, pero a poco de comenzar el nuevo emprendimiento; los problemas y las denuncias de abandono no se hicieron esperar. El clímax de este desastre anunciado llegó en el último mes de julio, con la muerte de la rinoceronte Ruth y la jirafa Shaki con apenas diez días de diferencia. Ruth falleció víctima de una infección vulvar, luego generalizada, contraída a partir de la inundación de su recinto y Shaki por perforaciones en el estómago, que podrían atribuirse a una ingesta no controlada en un predio que está en obra y en el que pululan materiales y residuos no aptos para consumo. A esta crisis se suma la denuncia presentada ante el Ministerio Público Fiscal por el ex Director del Zoológico Claudio Bertonatti (el mismo que estaba al frente cuando en 2012 murió el oso polar Winner), quien además de aportar filmaciones con invasiones de cucarachas y ratas en diferentes recintos, alerta sobre los peligros de haber enterrado a los dos animales muertos en el Ecoparque, y el riesgo infeccioso que conlleva para animales, trabajadores y visitantes.

En medio de este lamentable estado de situación, la Legislatura de la Ciudad acaba de votar favorablemente  el expediente que autoriza al Ejecutivo Municipal a concesionar el uso y la explotación de los edificios del predio y el expediente se encuentra a la espera de tratamiento de la Audiencia Pública prevista para el 29 de agosto, luego de la cual se prevé la votación que la convertirá en ley a pesar del estado de convulsión y sospecha que se cierne sobre el asunto. El modus operandi de toda privatización se  repite casi como un calco, dejar caer el bien del estado, que nos pertenece a todos, para que algún privado lo compre por un valor irrisorio. La sombra de un nuevo “Negocio Inmobiliario” (en una zona cara de la ciudad) acecha al predio y a aquella frase que dice que la Historia se repite primero como tragedia y luego como farsa habría que agregarle que a veces culmina con una escena de terror.