La obra ubicada en la Plaza del Congreso llegó a Buenos Aires en 1907 y fue inaugurada en 1910.
La escultura de El Pensador es, sin dudas, una de las más emblemáticas de la Ciudad de Buenos Aires: ubicada en la plaza del Congreso, la obra aparece en varias de las fotos más importantes de la historia reciente del país aunque, muchas veces, lejos del foco de atención o invisibilizada por multitudes. Fue creada en 1880 por Auguste Rodin como parte de un grupo de obras llamadas “las puertas del infierno”, inspiradas en la Divina Comedia. A fines de mayo y por primera vez desde su creación, se retiró de su espacio de reposo para modificar su base, en una obra que acaba de terminarse.
El proyecto tuvo lugar a partir de la aprobación y la supervisión fundamental de la Comisión Nacional de Monumentos, de Lugares y de Bienes Históricos. Además, el Museo Rodin, en colaboración con el restaurador de bronces Antonie Amarger, así como descendientes franceses el autor original, formaron parte del proceso a partir de un convenio de cooperación firmado entre el Ministerio de Ambiente y Espacio Público, el Ministerio de Cultura de la Nación, la Embajada de la República de Francia en Argentina, la Comisión Nacional de Monumentos, la Dirección General de Espacios Verdes y el Instituto de Francia en Argentina.
El trabajo en cuestión tuvo que ver con la limpieza superficial, destinada a retirar excedente de cera y suciedad generada a través de tantos años a la intemperie. Además, se reemplazaron anclajes, en un proceso que tuvo lugar en el MOA (Monumentos y Obras de Arte de la Ciudad).
Además, el ministro de Ambiente y Espacio Público de la Ciudad, Eduardo Macchiavelli, agregó que: “Duplicamos la altura del pedestal para que se pueda apreciar mejor y con mayor perspectiva. El Pensador es uno de nuestros mayores tesoros. Todos los años revisamos y arreglamos los monumentos de la Ciudad para que los vecinos los puedan descubrir y disfrutar”.