A más de un mes de su aparición en la Ciudad, varios organismos alertan sobre su peligro.
Hay novedades que cambian por completo la organización y la circulación de las ciudades. La aparición de los monopatines eléctricos, aunque incipiente, se plantea como un suceso de esos que suponen un quiebre en el desarrollo del organigrama porteño.
Sin embargo, será para revisar si su desembarco en la ciudad es más bien un beneficio o un problema extra. Es que, según informó la Asociación Civil Luchemos por la Vida, estos vehículos “son inestables, poco visibles y muy silenciosos”. Y, además, un antecedente respalda esa opinión: la reciente muerte de la youtuber inglesa Emily Hartridge a raíz de un viaje en monopatín se impone como una historia de desgracia.
Sin embargo, aunque las dudas sobre su buena implementación y su efectiva seguridad crecen día a día, la empresa dueña de los derechos ha revelado datos que demuestran una buena recepción de los usuarios. Según datos oficiales, 12 mil viajes se realizaron durante el primer mes luego de la aparición del servicio. De tal forma, fueron 10 mil los kilómetros que se completaron en total en un promedio de uso de entre 10 y 12 minutos. De tal forma –y considerando que el valor es de $15 para desbloquearlo y $8 por cada minuto de uso-, el promedio de pago de los usuarios es de entre $95 y $111 por viaje.
La organización Luchemos por la Vida ha destacado que el caso de la youtuber británica es solo un anticipo de lo que podrá ocurrir en Buenos Aires si no se ajustan los sistemas de prevención. Porque, si bien durante este tiempo los vehículos han estado concentrados en Palermo y Recoleta, su aparición en el resto de la Ciudad maximizará las posibilidades de desafortunados accidentes con un sistema vehicular novedoso aunque peligroso.
El principal problema, según el titular del Observatorio Vial Latinoamericano, Fabián Pons, es que este tipo de vehículos va a una velocidad contraria al entorno. Así especificó el problema: “cuando el tránsito está rápido son lentos y cuando el tránsito está trabado avanzan, muchas veces, entre los colectivos. Además son silenciosos y difíciles de ver. No sé si estamos preparados para sumar nuevos ingredientes a nuestras calles”.