El oído se deleita con el nuevo EP del freestyler argentino grabado en Buenos Aires e inspirado en la cuarentena.

Hace meses estamos inmersos en nuestras casas y muchos artistas de diferentes ámbitos nos deleitan con sus obras vía internet. Directores de cine liberan sus películas, actores reconocidos leen libros por streaming, músicos tocan desde el sillón de sus hogares instrumentos y así podemos seguir la lista. 

Valentin Oliva, para la mayoría El Wos, lanzo su primer EP llamado “Tres puntos suspensivos” y dejó con la boca abierta a más de uno. Hasta entonces su repertorio constaba de singles y de un disco: “Caravana”. Libre de todo y con una creatividad suprema este joven rapero condensa en minutos su calidad artística y derrite la cuarentena para convertirla en música. El pibe de la plaza la rompió de nuevo. La obra mezcla distintos géneros y estilos como el rap/hip-hop al que nos tiene acostumbrados junto con aspectos del rock, del punk rock y del indie rock, pasando por distintos estados.

La tapa del EP es una linda metáfora: la mitad de la tapa es blanca y la otra mitad es su antítesis. Bajo la luna un diabólico animal colgado de un cable en la noche, de aspecto lúgubre que inspira miedo e incertidumbre. Acecha sin piedad en las calles y advierte que es mejor no salir de casa. En la sintaxis se utilizan los tres puntos suspensivos para marcar una pausa momentánea: para expresar duda, temor o suspenso.

Desde el punto de vista audiovisual la propuesta tiene su encanto en una pieza conceptual de diez minutos que mezcla técnicas de animación e ilustraciones 3D. El imaginario del universo subconsciente puesto en imágenes psicodélicas que derriban cualquier estancamiento e inestabilidad.       

Los músicos urbanos se convirtieron en una pieza indispensable para la escena musical actual. Wos es, sin dudas, el máximo referente y representa mucho más que un cambio generacional. “A mi corta edad la vida es una obviedad”, nos dice Valentín con sus 22 años, desde su encierro hogareño en el barrio de Chacarita, a partir de su melancolía y su arte.