Todo hace pensar que agosto será el mes de la cama caliente en la Ciudad de Buenos Aires. El pico de contagios de COVID-19 que los infectólogos vienen prometiendo desde el mes de abril, finamente parece estar llegando. Con la cuarentena bombardeada desde buena parte de los medios de comunicación, todo indica que dependerá fundamentalmente de nuestra responsabilidad que, en la región del AMBA, haya camas de terapia intensiva para aquellos que la necesiten.

En la última semana de julio se encendió la alarma en territorio porteño ante la posibilidad de entrar en un colapso sanitario. Si bien el gobierno de Rodríguez Larreta dice oficialmente que las camas de pacientes graves están ocupadas en casi un 65% en el sector público y un 74% en el privado, diferentes voces de profesionales y empresarios desmienten estos datos. La Asamblea de trabajadores Residentes y Concurrentes de la Ciudad, denunció que las camas UTI  públicas equipadas por el gobierno no son 450, sino 274 ya que el Ministerio de Salud porteño incluye servicios como los shockroom, guardias externas o unidades coronarias, que no están suficientemente equipados ni tienen el personal necesario. Un informe  de la Sociedad Argentina de Terapia Intensiva realizado en 34 centros de salud públicos y privados de la ciudad, reveló que el promedio de camas ocupadas en esos establecimientos hasta el día 24 de julio era del 83%. La Asociación de Médicos Municipales (AMM) de CABA indicó que el personal está al límite y si la curva sigue en aumento va a ser desbordado. Los trabajadores de los Hospitales Durand y Argerich dicen que por cada enfermo que sale hay tres esperando. Casi al mismo tiempo el PAMI de la Capital Federal anunció que tiene saturada la internación, tanto del sector Público como del privado y está trasladando una parte de internados a instituciones médicas del Gran Buenos Aires. En los centros privados, la situación también es preocupante: El Hospital Italiano, la Clínica del Sol y Bazterrica están al 100% de ocupación de UTIs, Cemic y Mater Dei al 95%, IADT 82%. Claudio Belocopitt, titular de la Unión Argentina de Entidades de Salud (UAS) y dueño de Swiss Medical Group advirtió: «La situación en las entidades de salud privada es muy crítica”. Sus sanatorios tienen una ocupación mayor al 80%. Esto incluye a la Clínica Suizo Argentina, el Sanatorio de los Arcos, el Sanatorio Agote, la Clínica Olivos y la Clínica Zabala. Si bien estos niveles de ocupación son parecidos a los de todos los inviernos, la gran diferencia es que esta vez estamos siendo asolados por un virus que ha demostrado que en su desarrollo más agresivo puede cuadriplicar los contagios en sólo una semana. La cuarentena sirvió para aumentar la capacidad del sistema en un 40%, si no fuera por ello, hoy la gente moriría en los pasillos.

Que el sistema privado, esté aún más complicado que el público responde principalmente a razones económicas y psicológicas. CABA es el territorio más rico del país y muchos vecinos tienen un servicio prepago. A diferencia de los  habitantes humildes del conurbano que deben ir a trabajar enfermos para ganar el sustento diario, los porteños son muy atentos a sus problemas de salud

Por otra parte el diseño territorial de la medicina privada responde al patrón económico y se asienta en la zona más rica, por lo que en este momento se ve obligada a derivar a sus clientes del conurbano para que sean atendidos en CABA, ya que en la zona en que viven no hay donde internarlos.

Está claro cómo funciona este virus; la vida de los otros depende de nosotros. ¿Podrán los habitantes de un distrito que desde hace años vota la opción del sálvese quien pueda, hacerse cargo de salvar a quienes lo rodean?

Por Eduardo De la Serna