El 24 de marzo de este año el Jefe de Gobierno porteño Horacio Rodríguez Larreta realizó un video conmemorativo, testimoniando su vivencia personal durante la dictadura militar: Su padre homónimo, el empresario y por ese entonces Presidente del Racing Club de Avellaneda fue secuestrado en 1977 y estuvo desaparecido durante 10 días. Su militancia en el MID, aliado del gobierno peronista y su presunta vinculación con Montoneros a partir de David Graiver y Lidia Papaleo fueron las supuestas causas para que la Dictadura lo sacara a empujones de su casa en plena madrugada y lo mantuviera desaparecido durante más de una semana. Horacio recordó que gracias al fútbol, que actuó como vidriera de la desaparición, su padre pudo sobrevivir y recuperar la libertad.

La memoria del Intendente llegó sólo hasta allí, prefirió silenciar que Graiver murió en un dudoso accidente aéreo y que su esposa (Papaleo) fue secuestrada y torturada para que cediera la empresa Papel Prensa a los medios amigos del gobierno de facto; los diarios La Nación y Clarín. Los mismos medios que hoy sostienen su accionar político, ocultando o minimizando cualquier noticia que pueda influenciar negativamente a la opinión pública contra su persona, tal es el caso de la desaparición del agente de la Policía de la Ciudad Arshak Karhanyan, de quien nada se sabe desde el  24 de febrero de 2019. Como ya comentamos hace dos años atrás (Brújula Barrial, octubre 2019, “Misterio en la Policía de la Ciudad”) llama poderosamente la atención el silencio de los medios de comunicación, la Policía de la Ciudad y del propio Jefe de Gobierno sobre este caso que lleva más de 31 meses de indiferencia y encubrimiento oficial. Pese a la insistencia de la familia del joven desaparecido, Rodríguez Larreta nunca los recibió, aún sabiendo que la víctima es un funcionario público de su propio gobierno. No lo hizo ni para apoyarlos en su búsqueda, ni para informarse de las constantes irregularidades que presenta la investigación, realizada por la propia fuerza policial que aparece como sospechosa de participar en el hecho, encubriéndolo como mínimo. Han frustrado diversos allanamientos en dependencias propias, han perdido los registros de las cámaras de la ciudad que permitirían seguir el recorrido del agente desaparecido y también han eliminado el contenido del celular de Arshak, indispensable para reconstruir sus últimos movimientos y contactos. Lo que se sabe de él es que no estaba pasando un buen momento laboral; en su primer destino, la oficina de Ciber Crímen se había negado a firmar una parte de los análisis de las cámaras de seguridad del edificio Le Parc donde se produjo la muerte de Alberto Nisman en 2015. Eso motivó su salida a la siempre cuestionada División Exposiciones, la encargada de los allanamientos, allí también tuvo conflictos que determinaron que fuera trasladado a la Comisaría 7-B, poco tiempo antes de su desaparición. Ese día, luego de conversar con un ex compañero, el oficial primero Leonel Herba, salió de su casa llevando el arma y dejando los celulares adentro, extrajo dinero de un cajero, compró una pala en un comercio, caminó por la Avenida Rivadavia rumbo a Flores y no se supo más de él. En los últimos días se han conocido los peritajes realizados al celular de Herba en el que aparecen conversaciones de éste con su ex pareja, en las que la mujer lo acusa de “Desaparecedor”. Por ésta razón, entre otras, tanto el Fiscal Santiago Vismara, como la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación y la familia reclaman que el caso se trate como “Desaparición Forzada”. Todo lleva a pensar que Herba es la punta del iceberg debajo de la cual se esconde una trama siniestra, pero el Juez Alberto Baños, quien desde un principio se negó a aceptar a la familia como querellante e insistió en darle participación a la Policía sospechada, también se opone a cambiar la carátula ya que de hacerlo, la causa saldría del cajón de su escritorio y pasaría a los tribunales Federales de Comodoro PY. Desaparecer y ocultar son dos verbos que aparecen como sinónimos en el diccionario, sería deseable que el Jefe de Gobierno, Horacio Rodríguez Larreta (hijo) no sólo lo recordara a la hora de realizar actos de marketing político, sino también para tomar cartas en este caso y poner la decisión y la firmeza que se necesitan para esclarecerlo.

Eduardo de la Serna