En algunos países latinoamericanos se utiliza la expresión “Dejar un muerto” cuando alguien se va de un lugar dejando un problema irresuelto o una deuda impaga. El neoliberalismo argentino es famoso por su característica de dejar un campo minado a sus sucesores en el gobierno. Su avidez depredadora es de tal magnitud, que cada vez que asumen el poder dejan las arcas del país en un rojo furioso con un tendal de fábricas cerradas, desempleados, hambreados, desnutridos y unas pocas cuentas de argentinos en el exterior engrosadas de manera exponencial.
Así sucedió en 1983 luego de la dictadura militar, en 2001 luego de la década cavallista de Menem y De la Rua y volvió a suceder con el último gobierno de Macri en 2015 (con la responsabilidad silenciosa de una mayoría de votantes que olvidaron con demasiada rapidez aquel desastre, que parecía inolvidable, de principio de siglo). Es tan obvio y claro este recorrido histórico de la economía nacional que Carlos Maslatón, un reconocido analista del mercado y antiguo dirigente ultraliberal, al conocer el reciente acuerdo con el FMI,opinó en las redes sociales: «Como siempre ha sucedido en la Argentina. Los gobiernos no-peronistas contraen deuda pública en el exterior y nos someten a la dependencia. Se van del poder cuando no pueden renovarla y dejan un tendal. Luego los gobiernos peronistas vienen a arreglar el desastre que dejaron». Toda una confesión, viniendo de quien viene, a la que habría que hacerle un par de correcciones: El cavallismo comenzó durante el gobierno peronista de Menem y el actual gobierno de Alberto Fernández no arregló el desastre, sólo lo pateó para más adelante.
En la ciudad de Buenos Aires, nuestro Jefe de Gobierno Horacio Rodríguez Larreta es un continuador de esta tradición neoliberal, aunque hay que reconocerle su impronta innovadora. A diferencia de sus antecesores partidarios que han dejado “el muerto” al irse del gobierno ¡Él lo hace en pleno ejercicio de sus funciones! Dos años y medio atrás, en medio de la campaña electoral de 2019, inauguró la obra con la que piensa pasar a la posteridad: El viaducto del ferrocarril San Martín entre las estaciones Palermo y Villa del Parque. Aquella jornada posiblemente sea muy recordada por él, ya que cometió uno de los mayores papelones de su vida política: Con inusitada vehemencia, atribuyó al peronismo un tiroteo ocurrido horas antes en un frigorífico. Al rato, se conoció que la patota que andaba a los tiros, respondía a Alberto Fantini, un dirigente de su propio partido. Los que también guardan en la memoria aquella jornada, son los vecinos de Villa Crespo y Paternal, quienes desde ese día esperan que el Jefe de Gobierno, termine la obra que inauguró y reabra las dos estaciones abandonadas. Pero sus constantes quejas han sido desoídas por el gobierno municipal, lo que ha llevado al gobierno nacional a tener que hacerse cargo de estos dos inmensos cadáveres de hormigón en medio de la ciudad de Buenos Aires. La Administración de Infraestructura Ferroviaria de la Nación (ADIF) llamó a licitación para finalizar las obras de la estación Villa Crespo del ferrocarril San Martín paralizadas por el gobierno porteño, luego de que el Ministerio de Transporte de la Nación se hiciera cargo del desastre.
En los últimos meses de 2021se realizaron trabajos de mantenimiento y limpieza en las dos estaciones, además de evaluaciones técnicas para determinar el estado de las obras. Tras el estudio, la Administración lanzó la nueva licitación para la estación Villa Crespo y los sobres se abren el 9 de febrero. Los trabajos a realizar en esa estación comprenden: extensión y refacciones de las boleterías, hormigonado en terminaciones y frente de andenes, soldados preventivos y hápticos (táctiles), colocación de módulos SUBE, luminaria LED y sistema de audio, verificación y terminación de refugios, puesta en funcionamiento de ascensores y escaleras mecánicas, reparación de tendido fluviales, pintura integral y señalética. Se espera que la obra tenga una duración de seis meses, por lo que podría estar terminada hacia fines de 2022. Se espera que a la brevedad se abra también la licitación para la estación Paternal y que de esta manera vayan resucitando algunos de “los muertos” que el neoliberalismo va dejando a su paso.
Eduardo de la Serna