Cuando uno mira el mapa elaborado en Google por la Organización Conciencia Urbana Comuna 11 para ubicar las obras en construcción y casas en venta que hay en el barrio de Villa del Parque, se encuentra con una nube de globos rojos cubriendo todas y cada una de las calles. Da la impresión de ser un barrio en llamas, pero al Jefe de gobierno porteño y sus laderos de la Legislatura parece no importarles que todo se prenda fuego. Como Nerón, toca la lira y festeja el éxito de su política de devastación inmobiliaria rodeado de aduladores, mientras la ciudad arde y los barrios residenciales se convierten en un mazacote de torres y edificios. En un trabajo minucioso, los vecinos de la Comuna encontraron 114 obras en construcción, más demoliciones y 381 casas en venta como lote, es decir un total de 495 edificios en construcción en la actualidad o en un futuro cercano. Estas cifras alarmantes, que delatan un mamarracho urbanístico de dimensiones extraordinarias, fueron las que los incentivaron a promover la campaña “Basta de demoler Villa del Parque” juntando firmas para que se suspendan en el barrio, las modificaciones que el Código Urbanístico (CUR), aprobado en 2018, introdujo en la zona, generando un furor por demoler casas bajas y tradicionales y permitiendo la destrucción de la identidad de los barrios residenciales con viviendas de poca altura. La presentación vecinal ante las autoridades hace hincapié en que el CUR impulsa la sobre-construcción en barrios ya consolidados sin que se haya establecido cómo se incrementará la infraestructura de servicios públicos domiciliarios y no domiciliarios.
Ya es archiconocida la labor de Horacio Rodríguez Larreta dilapidando los terrenos públicos en favor de la construcción de torres, donde debería haber parques, también es conocida la relación familiar que lo une a la empresa IRSA, su afán por llenar a la ciudad de cemento y edificios, y el apoyo que siempre consigue de la justicia adicta, pero no está solo. Además del sector empresarial de la construcción ¿Qué sectores sociales se benefician con su gestión?
Vivo en una casa a espaldas de la calle Nogoyá, quizá la más demolida y reconstruida de toda la Comuna 11, tengo a la vista el contra frente de un edificio inaugurado hace tres años que tiene 10 departamentos, pero sólo dos de ellos están ocupados habiendo en la sociedad muchísimas personas que padecen la falta de vivienda. Algunas preguntas surgen de manera obvia ¿Para qué se construyen departamentos que no se ocupan? ¿Cuál es el negocio? ¿No sería hora de reglamentar la ocupación de propiedades ociosas? La construcción se ha convertido en uno de los sectores preferidos por los sectores medios y altos para lavar y/o blanquear dinero (Hay una ley del Congreso Nacional que permite el blanqueo de fondos en el sector inmobiliario). Es decir que este boom constructivo no genera ningún beneficio a la sociedad que permita solucionar los problemas generados por la carencia de vivienda, es sólo un negocio para pocos; una ayudita más para especuladores financieros y evasores, pertenecientes a los sectores más prósperos de la sociedad. Esos mismos que en estos días han puesto el grito en el cielo por que el Estado Nacional le cedió temporariamente unos terrenos al Conicet y la Universidad de Mar del Plata para realizar con organizaciones sociales un proyecto agroecológico que permita producir a los sectores populares, frutas y verduras de manera sustentable. Seguramente muy preocupados por el pingüe negocio inmobiliario que perderían de hacer si otro Larreta les cediera los terrenos. Bienvenidas las organizaciones vecinales preocupadas por la desmesura del negocio inmobiliario, por recuperar predios históricos, por la pérdida de identidad que están sufriendo los barrios porteños. Bomberos voluntarios de este incendio urbanístico en que se ha convertido la ciudad de Buenos Aires en los últimos años.
Eduardo de la Serna