Marina Bellati es actríz, trabajó en cine, teatro y televisión. Participó en grandes éxitos como Solamente vos o Sandro de América. Habla de la industria del cine, de los tiempos políticos y nos cuenta sus nuevos proyectos.

¿Cómo es tu relación con el barrio en el que naciste? ¿Qué recuerdos tenés de esa infancia?

Yo crecí en Don Torcuato, como Riquelme. Pero en un momento en el que Don Torcuato era medio el far west. Corrían los ochentas y era un barrio muy fabril. Esto era una especie granja hippie a la que se accedía por un camino de tierra, a unas cuadras de la Panamericana cuando la Panamericana tenía un carril. Era de difícil acceso y no era muy barrio en el sentido de que eran todas fábricas y en medio estaba este terreno. Era bastante bardo. Estaba normalizado -esto es real- que a veces estábamos cenando y teníamos que hacer cuerpo a tierra porque había balaceras. Por eso digo far west. Era denso de verdad. Y no tenía mucho contacto. No es que tenía amigos en el barrio. Tengo un recuerdo de una infancia muy lúdica. Siempre había muchos amigos de mi madre y su marido. Mucho disfraz. Guitarra, música. Y también bastante soledad. Era una niña bastante solitaria. Lo sigo siendo. No niña, pero sí solitaria. Jugar sola, la imaginación, eso me gustaba. Mi relación hoy con ese barrio es nula. Porque hace un tiempo intenté buscar la casa y no existe más, no existe más nada de eso, hay unos lugares para camiones. Recuerdo eso: era camino de tierra y si llovía se inundaba y no podíamos ir a la escuela, era un poco hostil, el barrio, bastante hostil. Pero bueno, ahí adentro tratábamos de armar refugio.

¿Qué influencia tiene para vos vivir en una ciudad como Buenos Aires donde la impronta del teatro es fundamental?

La verdad que a estas alturas es un cliché, pero Buenos Aires es una capital teatral muy rica. Hay muchas obras para ver, todos los días, de lunes a lunes, y la verdad es que hace un tiempo que las últimas propuestas del teatro comercial las veo un poco homogéneas. Veo más apuestas en el teatro oficial. Acabo de ver la de O’neill en el Teatro San Martín. Creo que es un lugar en el que se puede apostar a los clásicos y a nuevos dramaturgos y dramaturgas y me parece que eso está buenísimo. Estoy encontrando mucha variedad y riqueza ahí y también en el teatro independiente, obvio. A veces cuando fantaseo con irme a vivir lejos de la ciudad me doy cuenta que una de las cosas que extrañaría es eso. Es fundamental. En mi formación y en mi vida social: ir a ver a los amigos actuar y después cenar. Esa belleza cotidiana es constitutivo de mi personalidad, me forma y me sostiene, y es refugio también. Tiene mucho valor para mí.

«Estaría buenísimo tener una industria de cine más grande porque da trabajo a mucha gente»

Marina Bellati

Trabajaste en destacadas novelas, series y películas ¿Cómo ves la producción audiovisual en la actualidad?

Nuestra producción audiovisual está siempre un poco en riesgo, más allá de este contexto en el que hay que escuchar atrocidades y burradas respecto de cómo se financia nuestro cine. Pero siempre está en riesgo, porque tenemos una industria pequeña. Me considero una privilegiada, porque trabajo hace como veinte años, pero somos muy pocos los y las que trabajamos. Hasta puedo darme el lujo de elegir en qué producciones participar. Estaría buenísimo tener una industria más grande, porque le da trabajo a mucha gente. Yo soy una fanática total de nuestro cine. Incluso hace un tiempo que participo de actividades para fomentar que las comunidades de todo el país se apropien de los espacios INCAA. Son escuelas, son refugios. Lo digo en todas las respuestas, pero siento que es una necesidad de estos tiempos, buscar refugios, y el cine es uno. Lo hago porque amo el cine, y me gusta escuchar las sensaciones de las personas respecto de las películas en las que trabajé. Me parece que desde nuestro lugar hay que militar nuestro cine, su importancia, es nuestra historia, es fundamental que siga existiendo, que se hagan todas las películas, las buenas y las malas, porque no hay buenas y malas películas.

¿Cuáles son los principales temas que te preocupan del panorama político y social?

Me preocupa cuando veo que cosas que yo daba por sentado se discuten. Me preocupa la democracia, los derechos humanos. Veo mucha hipocresía: las canciones del mundial de los pibes de Malvinas y que esa misma gente después vote referentes que militan todo lo contrario, que militan en contra de los derechos humanos y la cultura. El fútbol y el cine son cosas tan populares y tan identitarias y tan importantes que es increíble que haya a salir a defender. Me preocupan los agravios a las abuelas, que son lo mejor que tenemos, me preocupa que se piense en rediseñar el sistema de salud y educación pública. Me preocupa todo. Yo no uso los hospitales públicos, pero me preocupa la gente que tampoco los usa y no les importa. Yo no voto por mí sola. Hay algo de eso que me interesa: votar por el otro. 

¿Qué artistas te potencian la creatividad hoy en día?

Anoche vi en el cine El Conde, la película de Larraín, y me elevó al cielo. Una obra de arte absoluta. Me volví loca, es una película bellísima. Cada plano es un cuadro. Tiene muchísimo humor. Totalmente comprometida políticamente, una crítica mordaz, feroz, terrible, desfachatada, delirante, a Pinochet y a la dictadura de chile, y a la sociedad chilena toda, y me vuelvo loca. También vi el corto de Almodóvar, que es un artista que me suele gustar y sus mundos me vuelven loca, pero me pareció un experimento fallido, ¡pero qué le voy a decir a Pedro! Miro mucho cine en el cine. Estamos en 2023 y no se inventó un mejor plan que ir al cine. Empieza la película y soy una nena, hay algo de la ilusión de irse por un rato que me gusta mucho. Escucho mucha música también, se están haciendo cosas increíbles. Me interesan las cosas que me interpelan, que hablan de mí, en las que me encuentro.

¿Estas con proyectos nuevos? ¿Qué estás haciendo?

Y sí, viste cómo es esto: tengo un proyecto del cual no puedo hablar. Está en ebullición, se está armando, está buenísimo. Es una serie para una plataforma, como es ahora un poco todo. Estoy filmando una película de Daniel Katz. La empezamos a filmar en diciembre del año pasado y falta más o menos un año. Nos juntamos los fines de semana sueltos, por amor, por supuesto, y por entusiasmo, que son los dos motores de la vida. Hace poquito terminé de filmar una película de Gabriel Nesci, una película de ocho semanas, que es lo más grande que se puede hacer. Está muy precarizada la industria, y se hacen más rápido, por lo general, como se puede. Se filmó en Buenos Aires y en Mendoza. Y después voy a empezar a ensayar una obra de Santiago Gobernori, que somos once actores, lo que es una patriada total, teatro de guerrilla total que me tiene super entusiasmada.