El 54% de la totalidad de habitantes de la ciudad de Buenos Aires son mujeres, sin embargo, en las esquinas casi no se las ve. Sólo se nombran hombres, batallas, animales y lugares remotos. Las calles de la ciudad se resisten a  homenajearlas. Muestra clara del mundo patriarcal en que vivimos.

Parece mentira, pero sólo 62 de las 2165 calles de la ciudad de Buenos Aires llevan el nombre de alguna personalidad femenina reconocida, apenas un 3%. Este bajísimo porcentaje es similar al de otras grandes ciudades del mundo como París, Roma o Madrid. Una muestra clara de cómo el género masculino a lo largo de la historia ha ido modelando la sociedad a su gusto.

Al crearse el nuevo barrio de Puerto Madero en 1995 se decidió, con muy buen tino, que sus calles llevaran nombre de mujer intentando una reparación mínima al ninguneo histórico sufrido por el género femenino. Hoy, 30 calles de ese barrio llevan nombres de mujeres, casi la mitad del total de la ciudad. Así Azucena Villaflor, Alicia Moreau de Justo, María Luisa Bemberg y Aimé Painé, la última princesa mapuche, entre otras, tuvieron su reconocimiento. Los primeros nombres femeninos en las esquinas porteñas fueron los de dos patriotas de la lucha por la independencia; Juana Azurduy y Manuela Pedraza en el barrio de Nuñez. En la Comuna 11 el panorama es desalentador; sólo dos calles en todo el distrito llevan nombre de mujer. En el barrio de Santa Rita, tienen sus placas en las esquinas Paula Albarracín de Sarmiento, la esforzada madre que con su trabajo en el telar logro mantener y educar a su hijo Domingo Faustino, y Remedios de Escalada de San Martín, cuyo único mérito es el de haber pertenecido a una familia patricia y haber sido la “esposa de”. No puede pasarse por alto que el criterio de selección de estos nombres responde a la famosa frase: “Detrás de un gran hombre siempre hay una gran mujer”, pensamiento emblemático del orden patriarcal.

En Villa del Parque, como en muchos otros barrios de la ciudad, ninguna calle lleva nombre de mujer.  ¿No sería bueno empezar a sacar placas con nombres de batallas, bichitos y próceres masculinos de meritos escasos? Tita Merello, Alejandra Pizarnick, Marta Maffei, María Elena Walsh, Mercedes Sosa, Emar Acosta, Bárbara Mugica, y otras esperan su lugar en una esquina porteña

En la Comuna 11 se da otra particularidad. Se ha propuesto realizar una  votación para colocarle un nombre al distrito. Las personalidades sugeridas son: Francisco Beiró, Julio Cortázar, Mariano Mores y Ángel Roffo.  Como era de esperarse: Ninguna mujer ha sido considerada. Sería bueno que vecinos y vecinas agreguen algún nombre femenino a esta lista. Desde aquí, nos permitimos recordar a Helena Larroque (de Roffo), esposa del prestigioso oncólogo, gestora también de la creación del Instituto para el Tratamiento del Cáncer e impulsora de la Asociación Cultural que hoy funciona en la calle Simbrón en Villa del Parque.