Los espacios culturales son un núcleo central de la forma de crear comunidad en el barrio: allí se trazan lazos entre los vecinos, se forman recuerdos indelebles y se consolida una identidad relacionada con la ideología, la memoria y el gusto. Por eso, la subsistencia de este tipo de proyectos resulta vital, ya no solo para quienes día a día trabajan para llevarlos adelante sino para la comunidad toda.

Ahora, el mítico Teatro Mandril se encuentra en una situación crítica: el espacio en el que funciona se ha puesto en venta con fecha límite de abril del año que viene y su subsistencia pende de un hilo.

Por ese motivo, la organización encargada de su funcionamiento ha propuesto un objetivo difícil pero posible: comprar el local. “Impulsamos una campaña de financiamiento colectivo con el fin de recaudar los fondos necesarios para comprar el espacio” explicaron ellos en su manifiesto. Pero, claro, el camino será difícil: se deben reunir $25.000.000 para abril del 2020. La ecuación, entonces, está planteada: “con 100.000 aportes de $250 por única vez, el objetivo imposible se vuelve realidad”.

Para ello, quien así lo desee puede hacerlo de forma muy sencilla a través de la web www.soberaniacultural.com. Allí puede donarse un mínimo de $250 y hasta $12.500 por persona.

Además, la cooperativa ha decidido que “el 5% de todos los fondos recaudados vuelva a la comunidad: Este porcentaje se destinará a subsidiar proyectos y hechos artístico-culturales mediante una convocatoria abierta a todas las personas y proyectos que hayan hecho aportes durante la campaña.”

Para citar datos oficiales del teatro, durante los once años de existencia se han recibido a 10.000 artistas, 14.000 alumnos y 300.000 espectadores. La subsistencia de este tipo de espacios, entonces, se ha visto, resulta fundamental para consolidar una personalidad barrial y artística que no podría existir sin espacios físicos.