El espacio ubicado en Pavón 3939 fue sede de la discográfica, espacio de ensayos y oficina personal de Sandro.
Hay lugares que quedan marcados para siempre. Es que, por los caprichos del destino, algunos sitios de importancia pública nula pasan a formar parte del patrimonio cultural de la ciudad. Las casas en las que crecieron, vivieron y se formaron los grandes ídolos Argentinos son un claro ejemplo de ello.
Ahora, el conocido como “El Castillo de Sandro” ha sido propuesto en la legislatura porteña para ser declarado Sitio de Interés Cultural de la Ciudad de Buenos Aires.
Concretamente el espacio está ubicado en el barrio de Boedo, más precisamente en la Av. Pavón 3939. Cuenta la leyenda que todo ocurrió como una iluminación para el mítico cantante: un día pasó por allí y supo que en ese terreno debía haber un casillo. Solamente un año después ya había comprado el lugar, demolido la antigua construcción y se disponía a llevar adelante ese sueño.
Así lo describe el documento en cuestión: “El Castillo es un edificio de 850 m2 cubiertos, desarrollado en dos plantas, con desniveles y vitraux. Está rematado con una torre almenada y aberturas ojivales; una mezcla de estilos moriscos y españoles que le dan ese perfecto aspecto de castillo. La última vez que Sandro pisó el Castillo fue en el año 2003, cuando realizó los ensayos y grabaciones de El hombre de la rosa”.
Además, el texto justifica los motivos de la importancia histórica ya no sólo del espacio físico sino del personaje: “Sandro fue un artista de mil matices y trascendió las fronteras desu país. Su obra artística recorrió varios géneros musicales: desde el rock and roll hasta las baladas románticas. A la manera de los ídolos populares más notables de la Argentina, fue un artista complejo, profesional y enigmático convirtiéndose en un mito”. Y es cierto. Por eso, es bueno que la Ciudad le haga, aunque sea, este pequeño homenaje.