La crisis económica que atraviesa el país se pone también de manifiesto en el sector educativo. Se estima que durante el transcurso del año, unos 150.000 alumnos primarios y secundarios de la Ciudad de Buenos Aires, han dejado la educación privada para pasar a la educación pública. Provocando como consecuencia una caída importante de puestos de trabajo docentes y no docentes. Esta situación se repite en todos los distritos del país.

Fue en marzo de 2017 que el presidente Mauricio Macri dejó en claro su desprecio por la educación pública diciendo aquello de: “La terrible inequidad entre aquel que puede ir a una escuela privada y aquel que tiene que caer en la escuela pública«. Hoy, casi 3 años después y como consecuencia de las políticas económicas de corte liberal que ha implementado su gobierno, cientos de miles de familias argentinas de clase media no pueden sostener el pago de la educación privada de sus hijos y se ven forzadas contra sus deseos a sacarlos de allí.

En el 2016, en la ciudad de Buenos Aires, el distrito más rico del país, algo más de la mitad de los alumnos de la educación inicial, primaria y secundaria, concurrían a establecimientos privados, en 2019 esa proporción se ha invertido ya que en el último año, más de un 20%  de los matriculados en las escuelas de gestión privada abandonó la institución a la que concurría para pasarse a escuelas con cuotas más baratas o a escuelas estatales gratuitas. Una tendencia inversa a la que se registraba antes de la llegada del neoliberalismo al poder. Resulta paradójico pensar que, los impulsores de la educación privada, la están destruyendo.

En las escuelas más caras de la ciudad, un diez por ciento del total,  la cuota mensual ronda los 150 mil pesos y en las más baratas los 15.000 (En la provincia de Buenos Aires se pueden encontrar colegios con cuotas de 5.000 pesos) ¿Cuánto dinero tiene que entrar en una familia para que pueda pagar un colegio de elite? ¿Cuánto para pagar el colegio privado más accesible?  Con la caída producida en los salarios reales y la desocupación creciente la mora en el pago de las cuotas fue creciendo de manera constante y los propios propietarios de los colegios comenzaron a aconsejar a los padres el traspaso a otra institución. En la Capital Federal fue muy fuerte la caída en cuatro barrios: Belgrano, Palermo, Barrio Norte y Recoleta.  Fuentes sindicales indican que se estima que unos 4.000 docentes perdieron su trabajo a lo largo del año en la ciudad y el conurbano bonaerense.

Queda para otra oportunidad una discusión seria acerca del rol de la educación pública como elemento regulador de la igualdad de oportunidades. Cuando no existe la igualdad de oportunidades; la libertad se transforma en una herramienta de la injusticia. Una especie de hermoso caballo de Troya que adentro lleva la desigualdad y la miseria para una inmensa mayoría de la población. ¿Puede existir la igualdad de oportunidades si existen escuelas para ricos y escuelas para pobres? ¿Puede existir la igualdad de oportunidades con escuelas privadas de primera y de segunda categoría, y con escuelas públicas de primera y de segunda categoría? ¿Queremos que el disfrute de la libertad sea para pocos o para todos?