Aunque se hizo conocido como actor, las ambiciones de este joven nacido en Brasil son mucho más amplias: el running, la vida eco-sustentable, los deportes e, incluso, convertirse en un jedi.
¿Cómo fue tu infancia?
Hasta los cinco años viví en Rio de Janeiro y no tengo muchos recuerdos porque pasé por enfermedades muy intensas: tuve dos veces meningitis y una parte de mi memoria bloqueó las imágenes de esa infancia. Pero de los cinco a los diez viví en una ciudad del interior de Rio y ahí es donde realmente sentí mi experiencia barrial. Salía a la calle, andaba en bici, comía moras que sacaba directamente de un árbol y jugaba al poliladron todos los días. Me iba solo caminando a comprar la leche con seis años por que entre los vecinos nos conocíamos todos. Podíamos hacer cosas que no suceden nunca en ciudades grandes. Era todo muy libre, muy suelto.
¿A qué edad llegaste a Buenos Aires? ¿Y cómo fue el proceso de trabajar en la serie “Once” sin saber el idioma?
Vine con 25 años, directamente contratado para trabajar. En Brasil me recibí de Ingeniero Industrial hace unos cuatro años atrás. En ese momento estaba en una pasantía en una empresa pública y no podía ser contratado, así que aproveché mi gusto por la actuación y el arte en general y me tomé un año sabático para estudiar teatro. Como no tenía mucha plata me ofrecí como asistente de los profesores y a fines de 2015 me postulé en un casting de Disney para una producción que iba a ser en Argentina. Al principio iban a ser seis meses de trabajo y terminaron siendo tres años y medio. Cuando llegué no hablaba nada de español y eso me ponía un poco nervioso. Volvía todas las noches al hotel con dolor de cabeza de tanto escuchar y no entender nada. Tuve que poner muchas ganas para aprender el idioma. Disney puso un profesor de dicción que nos marcaba cada error que teníamos a la hora de manifestar nuestros textos. Nos decía “eso no se entiende”, “Decilo de esta manera”, todas las correcciones eran muy detallistas. Durante el primer año grabábamos desde las siete de la mañana hasta las seis de la tarde y cuando llegaba a mi casa me tomaba un tiempo para hacer ejercicios físicos y estudiar las escenas del día siguiente. Fue un gran desafío.
La serie se desenvuelve en el universo del futbol ¿Cuál era tu relación con el deporte?
Nunca me gustó mirar futbol, pero me encanta jugar. Cuando era chico me la pasaba con la pelota, incluso entrené en la escuela de Flamengo, así que tenía el cuerpo disponible para eso. Para preparar la serie teníamos entrenamiento de fútbol, pero en mi caso fue nada más para desarrollar química con los compañeros. Durante la primera temporada el deporte tuvo muchísima importancia. En la segunda no tanto y en la tercera lo retomamos. Incluso tuve más participación porque pasé a jugar de central a lateral, así que hubo varias escenas enfocadas al rol deportivo de mi personaje, que antes funcionaba como un alivio cómico para los misterios del protagonista.
¿Cómo te adaptaste a la vida en Buenos Aires?
Tardé un poco, el primer año estaba medio solo. Pero después me metí en un montón de clases de diferentes disciplinas para ganar un poco de vida social. Solamente tenía amigos del trabajo y eso no funciona bien. Para adaptarse hay que meterse en la cultura del país. Entré a clases de acrobacia, de canto, de baile, todas en grupo. Y además empecé a correr y a partir de todo eso empecé a decir ‘tengo una vida en Buenos Aires’.
¿Cómo es tu relación con las redes sociales?
No tengo YouTube, siempre pensé en hacer algo en esa plataforma. Sé la importancia de la comedia, del alivio cómico en la vida de la gente. Yo entro a las redes a ver videos de gatitos, me encanta, pero yo hacer algo gracioso no me convencía. Estuve pensando en hacer algo en relación al running o al turismo. Es una buena plataforma pero todavía no me salió nada. Facebook lo uso para temas personales, cargo fotos de mi familia y nada más. Tengo twitter y lo usé una vez en la vida y ahí quedo. Las redes me ocupan mucho tiempo y no termino haciendo nada. Instagram es la principal plataforma que uso hoy. Trato también mezclar cosas graciosas con otras que realmente me interesa difundir, como alimentación orgánica y consciente. Busco hablar sobre reciclaje, deporte, vida al aire libre.
¿Dónde empezaste a conocer las alternativas de consumo?
Mi familia siempre me educó de una manera muy consciente de lo que hacemos, de lo que comemos y de lo que consumimos. Pero acá en Buenos Aires fue donde empecé a conocer las alternativas para hacer las cosas realmente bien. Yo siempre tiré la basura en el tacho, pero hay muchas organizaciones acá que pueden hacer reciclado de papel y no lo sabemos. Aunque hagamos una separación es probable que la empresa que recoleta junte toda la basura en un mismo lugar. Es importante que tengamos una visión holística para saber cómo funciona cada parte del proceso y hacerlo eficientemente. Y aprender sobre el tema es muy fácil: solamente hay que seguir o leer a personas que sepan del tema. En Instagram hay mucha información al respecto. Tenemos que ir cambiando nuestro consumo y buscar alternativas. Yo tengo vasos y tapers de silicona, pajitas de acero, tengo mis gafas de material reciclado, mis zapatillas son de residuos, la suela es de goma de auto y la tela de material desechado de la industria de la moda. Hay muchas cosas que consumimos y no necesitamos, así que podemos bajar el capitalismo desenfrenado. Si no lo necesitás, no hace falta.
¿Qué referentes actorales se te pasan por la cabeza?
De Latinoamérica me gusta mucho Rodrigo Santoro, como persona inteligente, no sólo como actor. Supo manejar su carrera, quería ir a algún lugar y fue: tiene mucho coraje. Y también me gusta mucho Wanger Moura, si tengo que elegir un ídolo me quedaría con él. Pero también hay otros actores latinos que la rompen y me encantan, pero me interesa centrarme más en la persona que en su carrera. Por ejemplo, me encanta Johnny Deep pero hay algo de él que no me cierra. Si tuviera que elegir a alguien completo sería Hugh Jackman, que es un chabón carismático, educado, buen tipo y muy talentoso.
¿Qué te gustaría hacer en el futuro?
Me encantaría entrar al mundo de YouTube y vivir viajando. Mostrar innovaciones eco-sustentables del mundo. Pero no dejo de tener ambiciones actorales. Parece re bobo, pero mi sueño es hacer de Jedi en una película de Star Wars. O superhéroe. Tengo eso que me acompaña desde que soy chico y me encanta.