En la ciudad de Buenos Aires crece el número de personas que viven solas. Un 36% de los hogares porteños son unipersonales. Una tendencia mundial que se hace fuerte en las grandes centros urbanos y cuyo crecimiento preocupa a los especialistas. En el Reino Unido de Gran Bretaña, hace casi dos años atrás, el gobierno de Theresa May creó el Ministerio de la Soledad.
Parece el nombre de una novela o un poema, pero no lo es, el Ministerio de la Soledad es una dependencia que creó la corona Inglesa para enfrentar una nueva problemática social: La soledad en la que vive una buena parte de la población. “La soledad es la triste realidad de la vida moderna”, dijo la ex primera ministra británica al realizar el anuncio a comienzos de 2018. Según datos del gobierno británico, más de nueve millones de personas en el Reino Unido se sienten aisladas. Unos 200.000 ancianos tienen como mucho una conversación al mes con un amigo o un pariente. La soledad, según los estudios, también puede reducir la esperanza de vida.
Pero el problema no solo afecta a los ingleses, la mayor parte de las grandes ciudades del mundo lo sufren también y Buenos Aires no es la excepción. Entre 1980 y 2011 el número de hogares unipersonales a nivel mundial creció de 118 a 227 millones, y se estima continuará su escalada a 334 millones en 2020.
Todavía, el tipo de hogar predominante en Buenos Aires es el familiar (55%), pero es notorio el crecimiento de los hogares unipersonales, que ya suman un 36% del total. La zona más rica de la ciudad, el corredor Norte, es la que lidera el aumento de hogares con un solo integrante (45%), en la zona centro constituyen un 36% de los hogares y en el sur sólo un 25%. Estos números reflejan también un análisis de la distribución económica del territorio. El fenómeno de la disolución familiar que caracteriza a la sociedad contemporánea, afecta de menor manera a los sectores más pobres ya que no pueden darse el lujo de vivir cada uno en una casa diferente. En las clases medias y altas, la mayoría de los jóvenes ya no se van de la casa familiar para constituir una nueva familia sino para vivir solos o constituir con amigos o conocidos un hogar multipersonal no familiar, una estancia previa al hogar unipersonal.
Entre los factores que potencian el crecimiento de los hogares unipersonales se destacan que hay una mayor cantidad de hombres que viven solos como consecuencia de la tenencia de los hijos por parte de la mujer en el caso de la ruptura de las uniones», así como el «mayor envejecimiento femenino»: muchas mujeres quedan solas al enviudar, con hijos ya grandes que tienen su vida
En nuestra ciudad, como en otras, aparecieron lugares de encuentros para solos y solas, y también una aplicación mediante la cual se pueden seleccionar distintas casas para ir a comer, participando en cenas con completos desconocidos. También existe otro sitio similar para conocer gente con intereses afines. Servicios pagos, por supuesto, que no llegan a revertir la idea de que internet nos conecta con todos y al mismo tiempo nos aísla de todos, convirtiendo a los habitantes de las ciudades en solitarios reales con cientos de amigos virtuales.
Por: Eduardo de la Serna