A fines del mes de enero, el mundo del fútbol argentino sufrió una triste pérdida, la de Juan José (Tito)Pizutti, símbolo máximo de Racing Club, triple campeón como jugador y como director técnico de la institución de Avellaneda y Villa del Parque. Aquel que logró lo que pocos entrenadores logran, que una canción de la propia hinchada lo inmortalice como ídolo: “¡Y ya lo ve, y ya lo ve; es el equipo de José!”
Tito había nacido el 9 de mayo de 1927 en el barrio de Barracas, en la ciudad de Buenos Aires, debutó en 1947 con la camiseta de Banfield a los 19 años donde convirtió 47 goles en 77 partidos, también jugó en River y en Boca pero consiguió ser figura en su doble paso por Racing (52-55 y 56-62) donde consiguió 125 goles. Pizzuti jugó en el seleccionado argentino y fue Campeón Sudamericano en 1959 en un certamen desarrollado en nuestro país y en el cual señaló tres goles. Pese a ser un gran goleador no jugaba de delantero sino de mediocampista, con el número 8 sobre la espalda.
Como entrenador de Racing, Pizzuti fue campeón Nacional en 1966 y ganó la Copa Libertadores y la Intercontinental en 1967, al mando del equipo que se hizo famoso como «El equipo de José» y que estuvo 39 fechas invicto. La final Intercontinental la jugó contra el Celtic de Glasgow, equipo escocés que venía de derrotar al Milan en la final europea. Un equipo desconocido, en una época sin internet, ni videos, del que la poca información que se tenía venía de alguna publicación o referencia de argentinos que lo habían visto jugar. El partido de ida, en Escocia, terminó 1 a 0 a favor del Celtic, en Avellaneda Racing consiguió darlo vuelta y ganó 2 a 1, fueron entonces a un tercer partido definitorio en Montevideo que se definió a favor de los argentinos por 1 a 0 con aquel golazo memorable del Chango Cárdenas. Tito también dirigió a la selección argentina (1970 –1972) y al equipo de Racing que descendió en 1983 (quizá su máxima frustración)
Aquel equipo campeón del 66-67, capitaneado por el vecino de Villa del Parque, Oscar Martin se caracterizó por jugar un fútbol moderno con cambios de posiciones, gran juego aéreo, y volantes que llegaban a posición de gol (acorde con la historia de su técnico; mediocampista goleador). Sus jugadores reconocían que Pizutti era un técnico exigente y obsesivo, que controlaba los posibles excesos en la vida nocturna de sus dirigidos con espías. Cuentan que uno de sus laterales, el Panadero Díaz había sobornado a “su espía”, sin saber que Tito tenía otro espía que vigilaba a los espías y lo terminó descubriendo. Roberto Perfumo, uno de los emblemas del equipo, jugaba de volante por izquierda en las inferiores, pero Pizutti le inventó el puesto de marcador central, que, pese a la resistencia inicial del jugador, le brindó un lugar destacado en la historia del fútbol argentino y la selección nacional. Según el “Mariscal”: Una de las grandes virtudes de Tito era la facilidad que tenía para hacerse el boludo, sobre todo cuando los jugadores teníamos razón. Nos daba vueltas las cosas y terminaba diciéndonos “¿No les dije yo que era así?”. Tito Pizutti murió a los 92 años y, pese a la edad, en los últimos tiempos se mostraba muy activo: En 2016 había estado en la sede de la calle Nogoyá para la inauguración de un mural histórico y en 2017 con 90 años había viajado a Escocia para rememorar los 50 años de la victoria del Primer Equipo Campeón Mundial de nuestro país. Toda una leyenda del Fútbol Argentino.
Eduardo de la Serna