Fuente: CALISA (Cátedra Libre de Soberanía Alimentaria)
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El 16 de julio 2020, la Legislatura de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires emitió por unanimidad la declaración de interés económico y social a la Feria del Porductor al Consumidor.

La Declaración fue inesperada y nos tomó totalmente por sorpresa, pero es un reconocimiento que nos alegra y hace justica con un proceso formalmente iniciado en el campus de la Facultad a fines del 2013, con diversos impactos en la comunidad de la FAUBA, vecinos y sociedad en general. Pero la historia comenzó mucho antes.
La idea de una Feria “del Productor al Consumidor” fue impulsada por las necesidades de los consumidoras, de los agricultores familiares, de las organizaciones de la economía social formadas a partir de la crisis del 2001/2, de los emprendedores en búsqueda de ingresos complementarios, y de muchos otro/as comprometidos/as con la búsqueda de una economía y una alimentación basada en otros valores.

Participaron activamente también integrantes de la FAUBA, quienes incorporaron a la docencia, investigación y extensión problemáticas emergentes del diálogo de saberes resultante. El “Programa de Extensión en el AMBA” y proyectos como “Bolsón Soberano” -de comercialización de verduras agroecológicas- y el “Sistema Participativo de Garantía”-SPG, de manejo y producción agroecológica, constituyen ejemplos de ello.
Lo que no pudo reflejar esta “Declaración de interés” -y quizás tampoco podría hacer algún estudio o investigación que se lo propusiera- es la complejidad de un proceso que articuló organizaciones sociales de distinto tipo -asociaciones, fundaciones, cooperativas, productores familiares, redes y colectivos- grupos y familias emprendedoras, trabajadores no docentes, programas y proyectos de la FAUBA, otras universidades y otras instituciones, municipios, etc. Un proceso en el que el compromiso, el trabajo solidario y creativo de las y los feriantes hicieron posible la construcción de una Feria pluralista, democrática, autogestionada, sin “patrones” o “dueños” y económicamente autónoma.
Si bien no faltaron diferencias de visiones entre los/las feriantes y con la FAUBA, conflictos, “desgaste”, “postas” entre quienes daban un pasito al costado y los “nuevos” con impulso y otras ideas, crisis económica con caída de ventas, etc. se pudo lograr una Feria con “buena onda” y alegría, que creció en cantidad y diversidad de productos y de actividades de debate, formación, culturales y artísticas.
No era fácil antes del COVID-19, pero ahora sin Feria en la FAUBA, cuidándonos y sólo con “ferias virtuales”, las preguntas y las búsquedas se multiplican. Algunas tienen que ver con los plazos: ¿Cuándo se podrá volver a la Feria “viva”, con música y mate compartido? ¿Cuándo a las Asambleas para debatir y decidir participativamente?. Otras están relacionadas con el cómo seguir: ¿Se reafirman los objetivos y métodos del colectivo?
La crisis Planetaria, la agravada crisis de América Latina y de Argentina, son parte del contexto en el que pensar y recrear la nueva etapa de nuestra Feria; no faltan para ello dificultades ni necesidades, pero también existe creatividad y confianza para seguir contribuyendo a la construcción de una sociedad más equitativa y justa para nuestra familia y todas las familias. Nos necesitamos; no podemos, ni queremos, bajar los brazos.
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