Por Eduardo De la Serna
Dicen que gladiadores y prisioneros que combatían en el circo Romano se presentaban ante el emperador exclamando: “¡Los que van a morir te saludan!”. Eran tiempos de esclavitud, de terror, de sadismo en los que la vida de un ser humano dependía del buen o mal humor de los poderosos de turno. Los siglos pasaron y la humanidad avanzó en la generación de derechos. La llegada de la pandemia de coronavirus en este 2020 ha puesto el tema de la valoración de la vida humana otra vez en el tapete. Una pregunta recorre el mundo ¿Qué valoramos más las sociedades modernas, la economía o la vida?
Hace unos días el presidente Alberto Fernandez comentó que el día previo a declarar la cuarentena, lo llamó su predecesor en el cargo y le aconsejó no imponer la medida en pos de no perjudicar la actividad económica utilizando una frase terminante: “Que se mueran todos los que se tengan que morir”. Más allá de la discusión acerca de los términos exactos utilizados en esa conversación, la frase sintetiza la idea sobre la pandemia que el ex presidente ha repetido cada vez que tuvo un micrófono delante. El lema del capitalismo es el “Sálvese quien pueda”, el del capitalismo salvaje: “Que se mueran todos los que se tengan que morir”. La bestialidad del lenguaje no marca sólo la impunidad de lo que se dice, sino también la barbarie que se consuma o se está dispuesto a consumar con tal de contentar a los mercados.
Al inicio de la cuarentena, los aplausos al personal sanitario comenzaron con ímpetu futbolero, pero en menos de lo que dura un campeonato mundial se fueron apagando hasta desaparecer. Es que los problemas del país no se solucionan con una bubucela y una bandera celeste y blanca. En aquellos momentos pensar en un escenario de 500.000 infectados y 15.000 muertos a fines de septiembre nos parecía una tragedia descomunal. Solo basta pensar que en la guerra de Malvinas murieron 650 soldados argentinos, para tomar la dimensión de lo que está sucediendo hoy, luego de que corrieran los meses y la cuarentena se fuera deshilachando boicoteada constantemente por medios y periodistas opositores, algunos de los cuales parecen festejar los números del desastre.
En nuestra Comuna 11 se puede ver a diario una postal que sintetiza la insensibilidad, la inconciencia y la irresponsabilidad del Gobierno Municipal y de una porción importante de la sociedad. Todos los días a partir de las 18 hs se corta el tránsito de la calle Nueva York para que la los corredores puedan mostrar su saludable estado en la Plaza Arenales frente al Hospital Zubizarreta (al que le han adosado unos containers de emergencia alrededor), Sin detenerse a pensar que en ese lugar el personal sanitario y los pacientes internados se están jugando la vida. Como si esto no fuera suficiente, el 17 de agosto, en ese mismo lugar se juntó un grupo de ciudadanos a manifestarse a bocinazo limpio contra la cuarentena y el gobierno, mientras las ambulancias pugnaban por acercarse al centro médico ¿Ni a los funcionarios, ni a los vecinos se les ocurre pensar que adentro del Hospital hay gente al borde de la muerte? A fines del mes de agosto hay cerca de 18.000 trabajadores de la salud infectados y 60 muertos en el país. Un tercio del personal sanitario no asiste a trabajar por estar contagiado o ser persona de riesgo. A esta altura ya varios centros médicos públicos y privados del AMBA han tenido que cerrar servicios o suspender cirugías por falta de médicos y asistentes. El problema principal no son las camas de terapia intensiva ocupadas (un 85% en CABA) sino la falta de personal sanitario. Una cama tarda días en hacerse, una profesional de la salud; años.
En Perú un grupo de trabajadores de un hospital protestó por su indefensión ante la pandemia al grito de “¡Los que van a morir te saludan!”. Quizá aquí, también debieran hacer lo mismo para despertar la sensibilidad, la responsabilidad y la solidaridad de una sociedad que camina anestesiada hacia su propio funeral.