Agustina es guionista y directora de El silencio es un cuerpo que cae, un ensayo documental que a través de las filmaciones de Jaime, su papá, rescata una parte de la historia de la disidencia sexual en la década de los 80’ y 90’. La directora estudió Letras, fue docente y actualmente colabora y realiza distintos proyectos audiovisuales.
Por Paula Colavitto
Para Revista Colibrí y La Brújula Barrial
¿Cómo comenzó la historia detrás de «El silencio es un cuerpo que cae» y cómo llegaron a vos esas 160 horas vídeo?
Esas cintas estaban guardadas en mi casa. Siempre estuvieron ahí, estaban arriba de un placard -curiosamente- y yo nunca las había revisado. Un poco aparecen porque había una necesidad de buscar, de revisar, de entender.
¿En qué momento comenzaste a indagar sobre la sexualidad de tu papa?
Había algo como muy fuerte que era el secreto, es lo primero que aparece, viste esta cosa como dicho a media lengua que no se termina de entender, que te hablan pero no te hablan. Y bien típico de huérfana intentar reconstruir la historia de tu papá, hasta ahí no hay ninguna novedad, ningún misterio. Pero me encuentro con una dificultad, esa cosa de «la imposibilidad de decir» que me decía que había algo que pasaba.
Yo pensaba al principio que estaba ligado a la militancia, porque mi viejo era militante de Vanguardia Comunista y había algo como de “bueno vinieron los milicos, vino la dictadura…”, él estuvo preso durante el cordobazo, se exilió un tiempo pero había algo que no cerraba. Me preguntaba «¿qué habrá pasado?», después empezó a aparecer esta historia.
«Las categorías identitarias rígidas son aplastantes porque no dejan de instalar el binarismo»
Agustina Comedi sobre «El silencio es un cuerpo que cae»
¿Cómo fue el proceso creativo desde que encontraste las cintas hasta que empezaste a decidir que enfoque le ibas a dar? Porque con la cantidad de imágenes que había podrías haber contado una historia totalmente distinta.
En el material de vídeo hay una construcción familiar, claro que cuando uno lo atraviesa con una determinada búsqueda, determinadas cosas hacen hablar a los materiales…el archivo no habla por sí sólo. Hay una búsqueda previa, una investigación previa, y un interés previo, pre-existente a los materiales.
Después los materiales modifican, claro, los materiales también hablan y arrojan un montón, por ejemplo: hay toda una cosa que yo me di cuenta recién al final, algo que mucha gente que la primera vez que ve la película lo ve, que tiene que ver con la violencia hacia los animales. Hay una especie de constante en la película del encierro de los animales, que termina con Luca y su imagen del animal libre, del leopardo libre, todo eso yo no lo construí, osea eso apareció en el material.
Claramente hay algo operando porque el inconsciente tracciona, y porque hay ahí una red de sentidos que tiene que ver con la virilidad, la construcción del machismo y esta imposición del hombre sobre cualquier cosa, sujeto, ser, que le permita reafirmar su masculinidad a través del dominio…de otras criaturas.
Sobre buscar en estos materiales la construcción de una familia heteronormada, etcétera, era previa. También porque es mi familia, yo sabia más o menos con que me podía encontrar. Y bueno, después lo normal de la sorpresa.
¿Te quedaste con ganas de ver y de mostrar algún material en la peli, que no hayas encontrado en los registros fílmicos?
No, que no haya encontrado en los registros no. Sí me pasó que cuando los miré por primera vez, esperaba encontrar su imagen. Como que el primer deseo es ese, ver como se mueve, como habla, porque ya había pasado mucho tiempo desde que había fallecido. Y lo primero que me pasó fue una tremenda desilusión porque claramente como él filmaba, no se veía en cámara. La primera cosa que me pasó fue esa y cuando pude hacer el click y entender que me había encontrado con un material que daba cuenta de su mirada se volvió mucho más potente que incluso ver su cuerpo en movimiento.
¿Te viste reflejada en esa mirada? Las cosas que le atraían, lo que lo conmovía, no sólo lo técnico del cine sino también en su sensibilidad.
Sí, en muchas cosas sí. Eso tiene que ver con que es mi padre y con que se murió. Hubo un largo ejercicio de identificación durante muchos años en toda mi adolescencia. Hay algo que seguramente se forjó ahí. Mi viejo era un gran lector, yo ya no lo soy tanto pero fui muy lectora. Mi infancia y adolescencia fue entre libros y mis libros eran los libros que él me compraba y esas cosas claramente configuran sensibilidades.
En una entrevista que te hicieron declarás que los personajes en las películas o en la literatura que los personajes blancos, negros o binarios te parecen aburridos y aplastantes y que hay algo en la tridimensionalidad que es rico.
¿Cómo percibís esta tridimencionalidad en la construcción del personaje de tu papá?
Creo que mi papá es el personaje más tridimensional. Hice mucho esfuerzo en no encasillarlo, aunque bueno, después cada uno lee lo que puede o lo que quiere. Hay algo de sus ser escurridizo, en esta multiplicidad de vida, de la posibilidad de ser mucho más que uno que a mi me interesa un montón. De él en tanto personaje, no en tanto de padre. Eso es otra cosa. Las categorías identitarias rígidas también son aplastantes. Son muy potentes para la conquista de derechos, para agruparnos, para juntarnos, pero son muy aplastantes porque no dejan de reinstalar un binarismo.
Podés ver «El silencio es un cuerpo que cae» en vimeo . “Los y las que pueden alquilarla, viene muy bien porque la gente de cine, teatro, las bandas, estamos muy complicadas en este contexto y va a pasar mucho tiempo hasta que podamos recuperarnos”.