El verano es muy lindo para sentarse a leer. Los parques, los jugos con hielo, la noche que aparece a eso de las ocho y media, nueve y que hace que la tarde se estire y extienda. Todo un clima de ocio, repelente y bichitos que suenan de fondo. ¿Qué hay por ahí para leer en este comienzo de década? Aquí unos libros que me gustaron, y que están ordenados por orden de aparición, y unas palabras que acompañan movidas por el breve pero poderoso enamoramiento que atravesé leyéndolos. 

  1. Cuentos crueles (Abelardo Castillo, 1966) Dividido en cuatro partes (I. Retratos violentos; II. Entreacto; III. Retratos violentos; IV. Patrón) contiene diez cuentos. Cuatro en la primera y cuarta parte, uno en la segunda y la cuarta. Diez cuentos que reparan en lo violento minúsculo y grandilocuente, en lo horroroso, en lo peligroso. 
  1. Crónica del pájaro que da cuerda al mundo (Haruki Murakami, 1994) Un cruce entre lo cotidiano y lo fantástico, como en la gran mayoría de las novelas de Murakami. Personajes que no destacan del común, que cocinan, caminan, se sientan a mirar el atardecer, que son aquejadxs por algo que los sobrepasa. Algo externo que lxs elige, y por lo que ellxs deben empezar a comportarse de otra forma. Y ahí radica el hipnotismo de la novela, en lo inesperado, en la gratuidad de algunas acciones, en lo desconcertante de ese mundo y de sus protagonistas.
  1. Los detectives salvajes (Roberto Bolaño, 1998) y Nocturno de Chile (Roberto Bolaño, 2000) Dos novelas de Bolaño a falta de una. La primera es una búsqueda. Dos protagonistas que emprenden un viaje para encontrar a alguien que no sabemos si existe. Es un relato atropellado y detallista. Protagonistas que toman café y conversan, una narración que se detiene en nimiedades y que gracias a ellas construye todo un mundo sensitivo, todo un recorrido de calles y rutas. La segunda comienza con un monólogo, encuentros entre escritores chilenos en quintas hermosas y ostentosas, grandes figuras pertenecientes a la crítica literaria. Mientras ocurren distintos eventos, un hueco echa luz sobre distintas reflexiones en torno a la tarea de lxs lectorxs, de lxs escritorxs y de la crítica. 
  1. Los mejores días (Magalí Etchebarne, 2017) Ocho cuentos espléndidos. Cuatro de ellos que se dedican a las temáticas del amor, la pareja, los viajes, las discusiones, los que sí, que no. Los otros cuatro que se encargan de retratar familias. Abuelas, madres, padres, vacaciones. Todos tienen un clima húmedo y caluroso. La mayoría ocurren lejos de la ciudad apabullante.  
  1. En caso de amor. Psicopatología de la vida amorosa (Anne Dufourmantelle, 2017) ¿Qué queda de nosotrxs después de enamorarnos? ¿Y qué mientras transitamos el enamoramiento? ¿Qué implica el amor, qué deshace, qué propone? Dufourmantelle se lo cuestiona, lo expone ficcionalizando diálogos con sus pacientes. Porque no habla de un amor de pareja nada más, sino del amor que rodea a analista y paciente en un análisis. Todo lo que se entrega, todo lo que se descompone en ese entre dos tan enigmático y por eso mismo, atrapante. 
  1. Beso las flores antes de tirarlas (Flavia Calise, 2018) Antes que mis palabras prefiero transcribir mi poema favorito: últimamente encuentro a chicas con mi nombre // las persianas están rosas / el atardecer se rompe sobre mi cama / ayer hubo amenaza de bomba / en el bingo del barrio / ya no hay buenas noticias / vos estás demasiado triste / solo te podrán acompañar / con el silencio / ¿qué hacés en una fiesta si estás triste? // nadie sabe cómo tengo el corazón / después de una maceta rota / nadie sabe el nombre de dos que chocan // que un beso sea / un auto enfrentado / a una moto rodeada / de vidrios en una esquina / la ambulancia lejos / que nadie salga herido / y el choque se vea / desde un colectivo / y la gente se asome / a ver lo que pasa / que los sorprendan / dos cuerpos que sangran / dos cuerpos parados / sobre espejos rotos // en la calle hay un bolso vacío / un monedero / y una ambulancia lejos / lejos llorando los dos amantes / ¿qué hacés en una fiesta si estás triste? // sé que a veces / se torna opaca mi forma / por ser un contenido que nunca se derrama / pero cada cuadra que hago con vos / me hace más hermosa / mientras las flores / cortan la virtualidad de una fiesta / ¿qué hacés en una fiesta si estás triste? // últimamente encuentro a chicas con mi nombre / antes no / desde que empecé a bailar / bajo las luces del polvo azul y naranja / encuentro a chicas / antes no // pensé que nadie tenía este nombre / que no es habitual ni es / como se llamaría / una mujer hermosa // últimamente bailo sobre las luces / ¿qué haces en una fiesta? / bailo sobre las luces / antes, no
  1. Baño de damas (Natalia Rozenblum, 2020) ¿Qué creemos que implica la vejez? Circulan distintos relatos, y tenemos impregnadas imágenes y lugares comunes, en torno a lo que significa ser viejo. Esta novela fue la primera que me compré cuando empezó el confinamiento, allá por marzo 2020. Estaba recién salida del horno, y así como llegó entré en los vaivenes de la vida de Ana Inés, la protagonista, que propone una mirada distinta a todas aquellas que construimos alrededor de las mujeres viejas. Ana Inés tiene deseos, una relación extraña con su hija, no está descripta como una mujer adorable y vulnerable nada más. La sangre le hierve, la aplaca, la enciende. La novela recorre la relación entre ella y sus amigas en el club de toda la vida.  
  1. Antídoto o PlegariA (Flora Aylén, 2020) Otra plaqueta con poemas, que habla mejor por sí sola: No quiero que me comprendan: quiero que me pidan perdón // no todes entienden cuando digo / que me desprecio que quiero arrancarme / el cuero  los pelos  la mugre / cortarme la grasa asesinarme la lengua / frotar una virulana / fuera y dentro de mí. // quedarme / solo con los huesos. // no todes entienden / ni se imaginan cuánto // enseñaron y contribuyeron. 
  1. Que la corriente me arrastre. Cine queer para descubrir (Milagros Amondaray, 2020) Las películas como un espacio de circulación. Circulan sentimientos, miradas, sorpresas, pensamientos, compromisos, enojos. Se pone el cuerpo para verlas y para dejarse atravesar por ellas. Y Amondaray recoge, en este libro de diez ensayos, todos esos fragmentos que le fueron dados y generados por/desde/a través de las películas y escribe. Escribe relacionando con literatura, con música, con otras películas. Escribe haciendo referencia a otra cosa, como suele hacerse cuando se recurre a otras cosas que nos gustaron para asir lo que se nos escapa. 
  1. Las amigas (Aurora Venturini, 2020) Si algo nos dejó el año pasado fue la novedad de Aurora Venturini, con este libro que funciona de secuela de su novela Las primas, publicada en el año 2007. Aquí Venturini sostiene y profundiza el tono irónico frente a la realidad. Su realidad, que implica un pasado doloroso y turbulento, ya plasmado en la primera novela. Aquí es apenas mencionado, invitando a veces y otras, obligando a lxs lectorxs a leer ambas novelas como si se tratara de la misma obra. Porque un poco es así, un poco Yuna protagonista de Las amigas es asible sólo habiéndola conocido en Las primas, habiéndola visto crecer y enfurecer, crecer y entender algo de lo que pasa a su alrededor. Ahora, el alejamiento del mundo que describe como cruel e innecesario, que le es ajeno y doloroso, se acrecienta. Distintos personajes pasan por su vida, pero ella conserva su privacidad entendida como soledad porque no puede, y no quiere tampoco, sostener esos vínculos que, al fin y al cabo, la fastidian. 

Francisca Pérez Lence