Un proyecto de vecinos de Villa General Mitre fomenta la siembra y conservación de árboles nativos de la costa bonaerense en el seno barrial.
En la ciudad, el cemento parece crecer como natural. Como si brotara de la tierra: cada vez hay más cemento. Y entonces las consecuencias son las esperables: más inundaciones, más islas de calor, menor calidad de vida. Lo natural queda relegado simplemente a tristes cuadrados de tierra, a veces despoblados, descuidados casi siempre. Entonces, una solución posible: compromiso vecinal, cariño por el barrio y buenas ideas.
Mariana y Federico son dos vecinos de Villa General Mitre. Juntos crearon Reina Plántula, un proyecto dedicado a plantar árboles nativos de la costa bonaerense en su barrio. Ella conversó con el medio Nueva Ciudad respecto a su iniciativa y sus objetivos.
Consultada por los inicios del emprendimiento, comentó: “Yo soy técnica en floricultura y en producción orgánica y mi pareja Federico es veterinario. Desde hace muchos años trabajamos con el tema de conservación ambiental y para preservar un ambiente, se cual sea, se necesita restaurar un poco el ecosistema que suele estar degradado, sobre todo en las ciudades, esto se hace tomando como base la flora nativa”.
Respecto a las particularidades de la Ciudad de Buenos Aires respecto a la flora, destacó que “en la Ciudad de Buenos Aires estamos en un lugar de transición de ambientes en donde tenemos parte de los ambientes que corren por la costa, que vienen a través del corredor de la selva paranaense, que llega hasta la costa de Buenos Aires por las islas del Delta”. Además, agregó que “también hay un montón de especies arbóreas como el Ceibo, que es la flor nacional, que pertenece a ese ambiente”. Algunas de las especies que han plantado en su barrio son Tala, Algarrobo, Espinillo, Curupí, Anacahuita, así como también herbáceas.
Proyectos como estos son los que terminan teniendo un impacto fundamental en sus comunidades. Además de producir una experiencia estética en el barrio (todo contacto con lo natural genera un contraste en el cemento de la ciudad), tienen una importancia social que va más allá de la planta en sí. “Las nativas, además de una cuestión de conservación ambiental, son una cuestión de patrimonio cultural, todas las plantas de nuestra región tienen usos tradicionales, medicinales, forman parte de leyendas, entonces conservando una plantita conservas un montón más” comentó Mariana.
Respecto al proceso de plantado y cuidado, destacó la importancia del compromiso vecinal para la conservación y el desarrollo de los proyectos en las cuadras del barrio. Además, aclaró que aunque “el único autorizado a plantar árboles es el Gobierno de la Ciudad” son muchos los vecinos que se involucran, plantan y cuidan. “Es apropiarse del espacio público, que considero que hay que hacer para tener sentido de pertenencia”, completó.
Patricio Cerminaro