Luego de algunos meses de inactividad, los museos porteños volvieron a recibir público con aforo limitado.

En estos días se han reabierto los museos con protocolos para los visitantes y en algunos casos con reserva previa y aforo limitado. Todo esto se inscribe en la reapertura de los espacios culturales, recitales, teatros y cines.

En general, se pueden ver las muestras permanentes y otras de carácter temporario, algunas de de ellas que fueron interrumpidas por las últimas restricciones, como es el caso de  la exposición Alberto Greco ¡Qué grande sos! en el Museo Moderno, clave para entender al artista argentino de las décadas del 50 y 60.

Si bien por la situación que se vive no hay muestras internacionales, en cada museo de los importantes hay obras de gran valor artístico.

Obras  de arte pueden visitarse también en las diferentes galerías o espacios diseminados por la ciudad. También, en una modalidad que se ha instalado se pueden realizar recorridos virtuales, no solo de acá sino también de los grandes museos del mundo.

Visitar un museo es entrar en un espacio en el que el tiempo adquiere otra velocidad y que nos permite abstraernos del mundo exterior, hoy más hostil que nunca, aunque el arte hable e interpele a ese mundo. Visitar un museo no es sólo llevarse algún souvenir, o tener algo para contarle a los amigos: es una experiencia inmersiva en las obras, es entrar en ese mundo entre el artista y el objeto de arte, es formar parte de un mundo tan real como el del afuera, pero distinto. Las obras ingresan a nuestro mundo por emoción o por razón, por adhesión o por rechazo, por sentirse interpelado o por el éxtasis que nos produce.

Quizá, a veces ocurre, al salir seamos un poco diferentes.

Guillermo Cerminaro