En las últimas elecciones PASO que se realizaron en el mes de septiembre, se registró un avance considerable de las ideas ultra liberales en varios distritos del país, sobre todo en la ciudad de Buenos Aires, donde, entre Ricardo López Murphy y Javier Milei, obtuvieron casi un 25% de los votos. Un fenómeno similar ha ocurrido en otros países con fuerzas políticas de discurso liberal. Las restricciones que se debieron adoptar en todo el planeta para luchar contra la pandemia parecen haber creado el caldo de cultivo propicio para el florecimiento del paradigma libertario
La libertad es básicamente la potestad de hacer lo que uno quiere, cuando quiere y donde quiere. Por lo tanto es una condición que corresponde más a los dioses que a los seres humanos. Sólo el Dios Supremo (de existir) tendría la libertad absoluta. Es decir que ni siquiera los dioses menores (de existir) podrían arrogarse esa naturaleza. Ser dioses. Parecerse a ellos ¡Qué tentador que suena el discurso de la libertad! No es extraño que mucha gente simpatice con esa idea, un poco pretenciosa, pero indudablemente tentadora. Terreno propicio para cobijar a personas inmaduras, ingenuas, caprichosas, narcisistas, hedonistas, poco dispuestas a compartir, a mirar las necesidades de los otros. Siempre atentas a buscar el beneficio individual, nunca el colectivo.
¿De la libertad de quién hablan los ultra liberales argentinos? ¿De la libertad de todos o la de unos pocos? Se llenan la boca adjudicándole ideas autoritarias a sus opositores, pero la mayoría de ellos ha mirado y mira con simpatía a los procesos dictatoriales que ha sufrido Latinoamérica en las últimas décadas, muchos de ellos han aplaudido o fomentado el golpe militar ocurrido en Bolivia, dos años atrás. Hablan de la libertad de empresa, de la libertad de mercado, de la libertad de los que tienen dinero para hacer más dinero, hablan de desarticular la legislación laboral, incluso de ponerle una bomba al Banco Central ¿Qué pasaría si no hubiera una organización social comunitaria, un estado que cobrara impuestos, que ejerciera controles, que mediara con la fuerza arrasadora del mercado? No habría ni hospitales, ni escuelas, ni universidades públicas, ni transporte público, ni policía pública, ni servicio de justicia pública. Ni jubilaciones, ni pensiones, ni indemnizaciones, ni leyes laborales. Viajaríamos a la esclavitud sin escalas, en lugar de a la libertad prometida. Mientras escribo estas líneas, el candidato liberal PRO a diputado por CABA, Fernando Iglesias, dice desde un aeropuerto francés, estar muy preocupado porque una familia argentina que viajaba con él, se ha ido a vivir a París por falta de oportunidades en el país y que el gobierno es un régimen autoritario porque ejerce controles sanitarios con aquellos que viajan al exterior, mientras en ese mismo instante, en Australia (país que difícilmente se pueda considerar una dictadura autoritaria) la fuerza pública encierra en un hotel a 6 integrantes de la selección argentina de rugby Los Pumas por haber burlado la burbuja sanitaria y los controles que existen en esa nación (como en tantas otras) con motivo de la lucha contra la pandemia, y mientras millones de familias argentinas que la pasan muy mal en el país, no tienen la oportunidad, y por lo tanto, la libertad, de irse a vivir a París, ni a trabajar a Brisbane, ni a ningún lado, ¿Por la libertad de quiénes y de cuántos se preocupan los libertarios argentinos? Seguro que por la libertad de los desposeídos y los trabajadores, NO. Ninguno de ellos podría irse a vivir a París si acá le va mal. A esta nueva camada liberal no le basta con los desastres económicos que hicieron sus antecesores ideológicos desde Martínez de Hoz hasta Caputo y Dujovne, que destruyeron el aparato productivo del país, generando una tanda millonaria de desempleados y miseria, para que unos pocos fugaran sus divisas a paraísos fiscales. Quieren más. Este renovado Monte Olimpo libertario, esta isla de la fantasía, desde donde cantan las sirenas Milei, Espert y López Murphy mientras Macri, Bullrich, Larreta y todo el elenco Pro les ceba mate, tiene espacio para muy pocos, no es para cualquiera, sus costas están llenas de víctimas crédulas y restos de viejos naufragios ¿Podremos desoír la tentadora oferta de vivir como los dioses? ¿Podremos asumir nuestra condición humana e intentar una vida mejor que nos involucre a todas y todos? ¿O volveremos a estrellarnos nuevamente contra las mismas rocas?
Eduardo de la Serna