Dramaturgo y director de teatro, nacido en Buenos Aires en 1982, integra junto al músico y compositor Ian Shifres y la productora Carolina Castro la «Compañía Teatro Futuro», una estructura de investigación, creación y producción que estrenó las obras «La fiera» (2013), «Las lágrimas» (2014), «Futuro» (2015) y «Las cautivas» (2021).

¿Cómo es tu relación con el barrio en el que naciste? ¿Qué recuerdos tenés de esa infancia?

Nací en Villa Crespo, donde vivo actualmente luego de varias décadas. Porque “mi barrio” es en verdad La Paternal, donde viví de mis 3 a mis 25 años y regresé algunas veces más. Lo que más recuerdo de mi infancia son los juegos. Hacía películas inventadas, jugaba al fútbol con equipos inventados con jugadores inventados, dibujaba, inventaba videojuegos (no tenía computadora, luego tuve una commodore 64 y la amé). Jugaba mucho con mi hermano menor, Federico, o solo. Y casi siempre yo inventaba las reglas del juego y trataba de convencerlo a él de jugar.

¿De qué manera empezó tu vínculo con el mundo del teatro?

De un modo muy azaroso. Un amigo, de quien fui amigo unos pocos años, me dijo que por qué no probábamos ir a un curso de teatro para conocer gente. Yo era grande, tenía unos 25 años, y nunca había ido a teatro. Fui y me fascinó. Sí escribía desde niño, y en determinado momento lo asocié al teatro y comencé también a tomar clases de dramaturgia, y así se fue dando todo. Después me di cuenta de que me gustaba “mirar” y “organizar” a mis compañeros y compañeras, más que actuar, y así comencé a animarme a escribir y dirigir una primera obra. 

Acabas de estrenar “Las cautivas” en el Teatro de la Ribera, la primera obra de la tetralogía “La saga europea” ¿Cuál fue el motor que te despertó crear este proyecto y su temática? 

“La Saga Europea” pretende mirar la relación entre Argentina y Europa en el siglo XIX pero desde la literatura, no desde la historia. Las primeras personas que pensaron esta Nación tuvieron el doble rol de escritores y políticos. Así, el origen de la literatura argentina es también el origen de la Argentina. En Las Cautivas un malón irrumpe en una boda en medio de las pampas y secuestra a la novia, una joven mujer francesa llamada Celine. Ya entre la tribu, en pleno festín, Celine será protegida por una heroína inesperada: una india llamada Rosalila. Las dos mujeres se fugarán juntas a través de la extravagante geografía nacional. Aparece como primera referencia, obviamente, “La Cautiva” de Echeverría. Sobre este texto me interesó revisitar no tanto los hechos que narra sino más bien un gesto: el gesto francófilo de Echeverría, la idea de construir la literatura argentina mirando al romanticismo francés. Creo que Las Cautivas se trata, sobre todo, de revisitar ese procedimiento.

En “Las cautivas” la música en vivo y las actuaciones se complementan muy bien ¿Cuándo escribís ya estás pensando sonoramente?

Escribo muy atento al componente musical de las palabras. Creo que la dramaturgia, como la poesía, son textos escritos para ser dichos, así que atiendo mucho a la sonoridad del lenguaje. Pero no presto atención a la puesta en escena cuando escribo. La música puntualmente la trabajo con el compositor e interprete, Ian Shifres, con quien trabajamos juntos desde 2013 en la Compañía Teatro Futuro, nuestro grupo junto a Carolina Castro.  

Los procesos creativos son largos y complejos. ¿Sentís que la vorágine tecnológica y comunicacional afectan a la imaginación?

Para mi cada proyecto de escritura es, antes que nada, un proyecto de lectura. Leo para escribir y escribo para leer. Soy bastante analógico: leo libros en papel y escribo bastante en cuadernos. Pero también es cierto que internet ayuda mucho para ampliar el campo de información. Creo que, en todo caso, el problema es olvidarse donde está lo central. Está bueno que cada proceso creativo tenga los tiempos que necesita.

¿Qué personas te inspiran para seguir creando?

Los escritores y las escritoras de la maravillosa literatura argentina. Y también universal, claro. Borges y Shakespeare, siempre. En Las Cautivas puntualmente Chateubriand, el “Eisejuaz” de Sara Gallardo, “El Entenado” de Saer, Libertad Demitrópulos, Mansilla, Copi. 

Fermín de la Serna