Conocido como “el jardín de la ciudad”, el barrio recibe su nombre en homenaje al italiano Antonio Devoto, primer dueño de estas tierras. 

Sus calles características, sus manzanas no rectangulares, la Plaza Arenales en el centro y la Basílica San Antonio hacen de Villa Devoto un lugar único y hermoso, repleto de magia barrial. 

Antonio Devoto era un inmigrante genovés que llegó a Buenos Aires a finales del siglo XIX y que fundó la Compañía General de Fósforos en 1889. Esta compañía, que se formó a partir de la fusión de tres empresas, tenía su sede en Barracas, donde hoy se encuentra el colorido Edificio Central Park, y fabricaba productos gráficos, incluyendo las famosas cajitas de fósforos Tres Patitos.

La empresa fue pionera en la importación de inodoros con sifón y también es la creadora de los fósforos Tres Patitos, uno de los productos más emblemáticos de Argentina. El nombre Tres Patitos surge porque  generalmente, se calculaba que la máquina que cargaba las cerillas volcaba un promedio de 220 fósforos aproximadamente. Sin embargo, la primera caja en completarse cargó exactamente 222. Por eso, la marca fue nombrada Tres Patitos debido a la forma del número 2, que se parece a un pato.

Pero la influencia de Devoto en Buenos Aires no se limitó a su compañía de fósforos. También fundó La Inmobiliaria, la primera empresa de seguros de capital argentino, que construyó uno de los edificios más bellos de la Avenida de Mayo.

Además, Devoto y sus hermanos compraron los terrenos para crear el Mercado de Abasto en 1888 y se los vendieron a la Sociedad Anónima Mercado de Abasto Proveedor. Aunque el edificio original de 1893 fue demolido, parte de él se puede ver hoy en la sección del shopping entre Guardia Vieja/Gardel y Lavalle.

El barrio fue un emprendimiento del banco de Devoto en tierras que hasta hacía poco habían pertenecido al partido de San Martín y que luego pasaron a la Capital Federal.

Aunque Devoto murió en 1916 antes de ver terminado su lujoso palacio en la Avenida Nacional (hoy Salvador María del Carril), su casa de fin de semana, inaugurada en 1891, todavía sobrevive como la Escuela Antonio Devoto.

Pero lo que inmortalizó a Devoto fue el barrio que lleva su apellido, con sus elegantes casas y bien puesto el sobrenombre de el “Jardín de la Ciudad”.

Feliz cumpleaños al barrio. 

Fermín de la Serna.