Es en homenaje a la masacre de los cinco sacerdotes y seminaristas sucedida durante la última dictadura cívico-militar.
La estación de la línea B del subte, ubicada en la avenida Triunvirato 4200 en el barrio de Villa Urquiza, fue rebautizada como Echeverría – Mártires Palotinos en honor a los cinco sacerdotes y seminaristas brutalmente asesinados por la dictadura cívico-militar en julio de 1976. El acto de homenaje tuvo lugar el pasado sábado y contó con la asistencia de legisladores, miembros de la comunidad religiosa, defensores de los derechos humanos, así como vecinos que, a 47 años del trágico suceso, siguen clamando por Memoria, Verdad y Justicia.
Taty Almeida, de Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora, expresó en el hall central de la estación: «Esto no es un acto. Es un encuentro entre personas que demuestran tener memoria. Esa memoria que hoy tanto quieren hacer desaparecer. No lo van a lograr». Durante la ceremonia se descubrieron tres conmovedores homenajes: una placa con los nombres de las víctimas en la salida impar, una cruz con sus rostros en la salida par, y un cuadro que narra los trágicos hechos.
A pesar de que comúnmente se hace referencia a este episodio como «la masacre de San Patricio», el homenaje se extiende a lo largo de todo el barrio mediante diversos símbolos conmemorativos, como el pasaje Mártires Palotinos, un mural en la esquina de Echeverría y la colocación de las Baldosas por la Memoria. Ahora, la estación de subte, transitada por miles de personas diariamente, se suma a esta significativa lista.
Ramiro Varela, destacado representante de Palotinos por la Memoria, la Verdad y la Justicia, subrayó la importancia de este acto al afirmar: «La masacre de los mártires palotinos, el mayor hecho de sangre cometido contra la iglesia católica en Argentina, es una causa abrazada por gran parte de nuestra sociedad y para nosotros es muy importante lo que se acaba de conseguir hoy para seguir trabajando en la instalación de la memoria en el espacio público». Sin embargo, Varela también recordó un reciente incidente intimidatorio del que fue víctima, relacionado posiblemente con los avances en la investigación. En este sentido, hizo hincapié en la determinación de seguir adelante: «Es lamentable que en el año que estamos conmemorando los 40 años de democracia tengamos que seguir tolerando acontecimientos de esta índole. Pero seguiremos trabajando en la misma senda, sin dar ni un paso atrás».
En la madrugada del 4 de julio de 1976, un grupo de tareas ingresó a la parroquia San Patricio y asesinó a los sacerdotes Alfredo Leaden, Alfredo Kelly y Pedro Dufau, así como a los seminaristas Salvador Barbeito Doval y José Emilio Barletti. El macabro hallazgo de los cuerpos y dos mensajes escritos en las paredes, uno que decía «Por los camaradas dinamitados en Seguridad Federal. Venceremos. Viva la patria» y otro que los acusaba de ser «zurdos adoctrinadores de mentes vírgenes» pertenecientes al «Movimiento de Sacerdotes del Tercer Mundo», conmocionó a la nación.
A partir de este mes, el recuerdo de estas víctimas ocupará un lugar en el transporte público de la ciudad de Buenos Aires. La iniciativa fue impulsada por el legislador del Frente de Todos Claudio Ferreño, quien manifestó: «Hace dos años que venimos trabajando en el proyecto. Queríamos reivindicar a la comunidad palotina, tanto dentro como fuera de la parroquia. Es muy positivo que los nuevos vecinos de Belgrano, Saavedra, Coghlan y Villa Urquiza conozcan la verdadera historia de lo que pasó esa madrugada de 1976». La discusión en la Legislatura porteña reflejó un respaldo abrumador al proyecto, con solo seis legisladores que optaron por la abstención, pertenecientes al bloque La Libertad Avanza y uno de Republicanos Unidos. Para Ferreño, las implicaciones de estas abstenciones son claras: «Que cada uno saque sus propias conclusiones».
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