“De los diversos instrumentos inventados por el hombre, el más asombroso es el libro; todos los demás son extensiones de su cuerpo… Sólo el libro es una extensión de la imaginación y la memoria” dijo alguna vez Jorge Luis Borges. Siguiendo su razonamiento se podría decir entonces que una nueva versión de la Feria Internacional del Asombro, la Imaginación y la Memoria se desarrolla en Buenos Aires desde los últimos días de Abril hasta el 14 de mayo.
La 44ª Feria Internacional del Libro, el evento editorial más importante de Sudamérica, abre sus puertas otra vez en el Predio Ferial de Palermo de la Ciudad de Buenos Aires, cuenta entre sus invitados internacionales a escritores de la talla de Paul Auster, Mario Vargas Llosa, Yazmina Reza, Juan Villoro, Camilla Lackberg y John Maxwell Coetzee. Este año la Invitada de Honor es la Ciudad de Montevideo por lo que muchos personajes del mundo Cultural Uruguayo participan de la Muestra; músicos como Jorge Drexler, Leo Masliah, Ana Prada, la murga Cayó la Cabra, los narradores Milton Fornaro y Federico Polleri, la poeta Ida Vitali , y hasta el ex presidente Pepe Mujica haciendo un homenaje a “Las venas abiertas de América Latina” de Eduardo Galeano.
La cita dispone de casi un millar expositores de cuarenta países, que ofrecen talleres, firmas de libros, mesas redondas, entrevistas, disertaciones y todo tipo de actividades culturales. Para muchas de las editoriales argentinas, la Feria se transforma casi en un salvavidas en medio de la crisis económica que atraviesa el sector desde hace unos años. La cantidad de ejemplares vendidos en los últimos años fue de 84 millones en 2015, se redujo a 63 millones en 2016 y bajó a 51 millones en 2017. El declive es peor, si se compara con los 129 millones de ejemplares de 2014. El ajuste llegó también a las tiradas, que pasaron de 5.000 a 3.000 ejemplares, de 3.000 a 2.000 pero también de 1.000 a 500, en el caso de los sellos editoriales más pequeños.
Los editores dicen que la caída en las ventas en estos últimos dos años ha sido brutal, que por lo menos hay un 25 por ciento de promedio de baja. Dentro de un marco general de recesión, con un alza descomunal de tarifas y baja en el consumo, sumado a una inflación que se mantiene en las alturas y a la que el precio del libro no puede seguir porque el descenso de ventas sería aún más angustiante.
A este oscuro panorama se suman la importación y la casi inexistente capacidad de exportación que tienen las empresas argentinas. El problema es que la producción local es cara, sobre todo por los costos del papel y los insumos básicos. El IVA al papel es un tema sobre el que vienen reclamando hace tiempo. Otra razón es la debilidad de los canales de distribución latinoamericanos, problemas de pagos, transportes costosos y a esto se le suma que los libros argentinos resultan caros en el resto de los mercados hispanoparlantes y el único modo de exportarlos es a precios exorbitantes. Las editoriales se quejan de que no hay un trabajo desde el Estado para apoyar a la industria editorial en el exterior en una época en la que la relación cambiaria es sumamente desfavorable. Esto ha llevado a muchas de ellas a directamente imprimir libros en otros países de habla hispana, con la consiguiente pérdida de trabajo argentino.
Muchas de las editoriales ven en la Feria del Libro la posibilidad de “salvar” el año ya que reconocen el buen funcionamiento comercial que tradicionalmente tiene el evento. La Feria abre de Lunes a jueves de 14:00 a 22:00, Viernes de 14:00 a 23:00, Sábado de 13:00 a 23:00 y Domingo y feriados de 13:00 a 22:00 horas. Las entradas tienen un valor de 80 pesos de Lunes a jueves y de 120 pesos los Viernes, sábados, domingos y feriados. El ingreso al predio se realiza por Avda. Santa Fe 4201, en Plaza Italia.